Santiago de Cuba, 17 oct.— Ritmo y baile fluyen con la gracia de sus danzarines. La práctica enriquecida por la octava generación de practicantes, aviva sus raíces a quince años de su declaratoria como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. El Grupo portador de tradiciones es un tesoro vivo de la cultura cubana. El espectáculo de la Tumba Francesa La Caridad de Oriente es un clásico.
La Tumba tiene el matiz refinado de los franceses, el folclor cubano y haitiano, y el acento rítmico de los instrumentos africanos. Su patrón cadencioso y penetrante despierta energía. De los tambores, el canto y el cuerpo brota su capacidad para comunicar arte e historia. Como la definió el antropólogo Fernando Ortiz, en ella están los antecedentes del guaguancó y la rumba cubana.
Con su especial distinción dignifica el patrimonio cultural del país desde el siglo XIX y hoy constituyen un legado sus tradiciones culinarias, orales y socioculturales.
Actualmente desarrollan sus evoluciones en un inmueble de la calle Carnicería # 268 e/ Habana y Trinidad, en el Centro Histórico Urbano de Santiago de Cuba.
La Sociedad de Tumba Francesa “La Caridad de Oriente”, instituida el 24 de febrero de 1862, con 156 años, posee importantes
reconocimientos: la Bandera de la Ciudad Héroe, otorgada por la Asamblea Municipal del Poder Popular, el Premio Nacional de la Cultura Comunitaria 2000 y el Premio Memoria Viva 2004.
El próximo tres de noviembre celebrará 15 años del título otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
En la Jornada por el Día de la Cultura Cubana el reconocimiento a la Sociedad que nació en las plantaciones cafetaleras. Expresión, que imitó la cultura de los franceses, aglutinó a los esclavos o negros libres, cubanos y africanos, para legar una centenaria historia.
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