Por Betty Beatón Ruiz
Santiago de Cuba, 29 jul.— En ocasiones, la historia tiene sortilegios que sorprenden. Así pasa con el 30 de julio, fecha marcada para siempre en letras mayúsculas dentro de las remembranzas del martirologio cubano.
Tres nombres gloriosos, tres hombres paradigmas de patriotas mueren en defensa de la libertad un día 30 de julio: Frank País García y Raúl Pujol, en 1957, y René Ramos Latour justo un año después, en 1958.
A todos se les rinde tributo en días como estos, pero de uno en especial queremos hablar hoy: René Ramos Latour, conocido y reconocido por su capacidad organizativa en la lucha, y su valor probado en el combate.
Nació el 12 de mayo de 1933, en el municipio de Antilla, actual provincia de Holguín, pero fue un santiaguero aplatanado pues vivió desde sus primeros años en esta ciudad de Santiago de Cuba, donde estudió los diversos niveles de educación hasta ingresar en la Escuela Profesional de Comercio.
En 1953, fecha en la que comienza a trabajar como contador en la Nicaro Nickel Processing Company, inició sus actividades revolucionarias, pero mucho antes, desde el golpe de estado del 10 de marzo de 1952, se habían despertado en él las inquietudes libertarias.
René Ramos Latour fue fundador del Movimiento 26 de julio (M-26-7), y entre las misiones que cumplió por órdenes de Fidel Castro y Frank País, estuvo el ser jefe de acción en Oriente, además de fungir como segundo jefe del M-26-7 a nivel nacional y tras la muerte de Frank País García, el 30 de julio de 1957, René lo sustituye en el cargo.
Al fragor de la lucha clandestina, y dadas las características de seguridad que tal misión entrañaba, René pasa a ser conocido por todos bajo el seudónimo de guerra de “Daniel”.
Tras el fracaso de la huelga del 9 de abril de 1958 partió rumbo a la Sierra Maestra y se incorporó al mando de una columna, donde con ejemplaridad y valentía por medio obtiene los grados de Comandante.
El 30 de julio de 1958, en el primer aniversario del asesinato de Frank País y Raúl Pujol, el Comandante Daniel y su columna se dispusieron a librar su tercer combate en sólo 5 días, en la finca El Jobal, en las estribaciones de la Sierra Maestra, cuando en medio de la balacera, el bombardeo de la aviación y el impacto de los obuses enemigos se escuchó un grito: “Han matado al Comandante”.
Se ponía fin a la vida de un cubano digno, de un hombre íntegro, de un gigante de la patria: René Ramos Latour, el Comandante Daniel, quien sigue viviendo hoy en el recuerdo de cubanas y cubanos, quienes lo honran cada día, en cualquier escenario donde se haga a favor de Cuba libre y soberana.
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