Santiago de Cuba, 16 jun.— El número 226 de la calle San Bartolomé, fue el hogar de una familia revolucionaria. El más joven, Josué País, era conocido por su personalidad impetuosa y su carácter noble. Tal vez fueron estas cualidades, las que influyeron en su temprana incorporación a la lucha clandestina.
Según nos cuenta la licenciada Esperanza
Echavarría Aguilar, museóloga de la Casa Museo Frank País García: “al
ser Josué el más pequeño, las tareas que se le asignaban era participar
en marchas combativas en contra de la tiranía batistiana, poner carteles
en las tiendas de Enramadas, y con el tiempo fue ganando nuevas
responsabilidades.
El gobierno norteamericano convocó a un supuesto mitin de paz en las cercanías del Parque Céspedes y Frank ordenó poner bombas para evitar que se realizara. Estas no estallaron. Josué, junto a Floro y Salvador, intentaron concluir la acción.
Obtuvieron un carro, que fue interceptado por la policía batistiana en la avenida Martí. En este enfrentamiento caen en combate Floro y Salvador, pero Josué sigue vivo. Dentro del carro donde lo trasladaban al Hospital Saturnino Lora, recibió un tiro mortal en la sien.
Poco sirvieron las palabras que le dijera a su madre esa mañana. “Yo también me voy con Frank, dame un beso y ora por mí”. Frank estaba clandestino y no vivía en la casa. Cuando se entera de la noticia, sintió un dolor profundo, porque él se convirtió en un padre para sus hermanos.
“Una semana terrible” fue para Frank la del asesinato de su hermano, como le escribiera a Fidel tiempo después. Habían fracasado, además, varias acciones organizadas por él. En su carta de condolencia, el Comandante dice: “Si el destino lo permite, juntos iremos a su tumba para decirle a él y esa legión de niños héroes, que hemos cumplido con la primera parte de esta lucha”, porque Josué País García fue uno de esos jóvenes que sangraron por la libertad de Cuba.
El gobierno norteamericano convocó a un supuesto mitin de paz en las cercanías del Parque Céspedes y Frank ordenó poner bombas para evitar que se realizara. Estas no estallaron. Josué, junto a Floro y Salvador, intentaron concluir la acción.
Obtuvieron un carro, que fue interceptado por la policía batistiana en la avenida Martí. En este enfrentamiento caen en combate Floro y Salvador, pero Josué sigue vivo. Dentro del carro donde lo trasladaban al Hospital Saturnino Lora, recibió un tiro mortal en la sien.
Poco sirvieron las palabras que le dijera a su madre esa mañana. “Yo también me voy con Frank, dame un beso y ora por mí”. Frank estaba clandestino y no vivía en la casa. Cuando se entera de la noticia, sintió un dolor profundo, porque él se convirtió en un padre para sus hermanos.
“Una semana terrible” fue para Frank la del asesinato de su hermano, como le escribiera a Fidel tiempo después. Habían fracasado, además, varias acciones organizadas por él. En su carta de condolencia, el Comandante dice: “Si el destino lo permite, juntos iremos a su tumba para decirle a él y esa legión de niños héroes, que hemos cumplido con la primera parte de esta lucha”, porque Josué País García fue uno de esos jóvenes que sangraron por la libertad de Cuba.
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