Plaza de la revolución

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jueves, 2 de marzo de 2017

Enmienda Platt, una píldora amarga para los cubanos


Por Armando Fernández Martí

Santiago de Cuba, 2 mar.— 115 años se cumplen hoy de aquel fatídico 2 de marzo de 1902 cuando el entonces Presidente de Estados Unidos, William McKinley aprobó con su firma la Enmienda Platt, que sería anexada a la Constitución de la República de Cuba que nacería el 20 de mayo de ese mismo año.

La Enmienda había sido presentada al Congreso norteamericano por el Senador Oliver Platt, quien la calificó como una sustitución de la anexión de la isla a Estados Unidos y que como señalara otro congresista no dejaría nada de soberanía a los cubanos.

Esa Enmienda en su reducido espacio de ocho artículos aseguraba a Estados Unidos el control político y económico de la isla caribeña, permitía a Washington intervenir militarmente en el país cuando lo estimase conveniente, separaba a la Isla de Pinos de los límites de la nación cubana, así como tomar en arrendamiento bases militares, entre otras medidas anti soberanas.

Previa a la aprobación del Presidente yanqui William McKinley la Enmienda Platt fue sometida a discusión por el Congreso norteamericano, que la aprobó finalmente por 161 votos a favor y 137 en contra el primero de marzo de MIL 902, aun cuando la mayoría de los congresistas estadounidenses desconocían el contenido de la Constitución Cubana aprobada en 1901.

Tanto es así, que el Senador demócrata por Nueva York Towsend Scudder se refería a la Carta Magna de la naciente República de Cuba en estos términos: “Pone el poder político de una población ignorante y viciosa, en su mayoría compuesta por negros”.

No obstante, la población cubana de un extremo a otro de la isla se lanzó a la calle para repudiar la bochornosa Enmienda Platt, pero nada pudo hacer la Asamblea Constituyente de la nueva República a quien Estados Unidos había amenazado con mantener la intervención militar si no se le agregaba en su Constitución el maléfico engendro del Senador Oliver Platt, es decir, el clásico lo tomas o lo dejas.

A partir de ese 2 de marzo de 1902 la suerte de la ex colonia española estaba echada, porque como escribiera un poeta popular por esos días: “Cuba ya no es del cubano, / se divide y se comparte, / porque las tres cuartas partes / la compró el americano.

Cuba en enero de 1959 eliminó todos los tratados existentes con Estados Unidos y se declaró como un país verdaderamente libre e independiente, sin amo ni imposiciones, labrando su propio destino, pésele a quien le pese.

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