Plaza de la revolución

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miércoles, 14 de diciembre de 2016

Fidel vive en los pioneros cubanos

La celebración del primer Día de los niños, el 6 de julio del 1974 coincide con la inauguración del Palacio de Pioneros “Una Flor para Camilo”, de Santiago de Cuba. Ambas iniciativas de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, demuestran el amor, la preocupación y ocupación que siempre tuvo por el futuro de las nuevas generaciones

Por Kenia Tabares Robles

Santiago de Cuba, 14 dic.— En 1974 el líder de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz creó para los niños los Palacios de Pioneros. El proyecto del Comandante en Jefe no fue más que la materialización del precepto martiano de la importancia de los talleres “…donde suceden cosas más raras e interesantes que en los cuentos de magia”. De modo que para Fidel “un Palacio de Pioneros es esencialmente un centro de formación, un centro de educación y quizás el tipo más importante de centro de información técnica, formación cultural y deportiva…”.

Apenas emitió estas declaraciones, el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque materializó en Santiago de Cuba el pensamiento: “Para los niños y la Revolución, la vida”. Este es un bello edificio, un lugar hermoso y útil para que los niños se sientan felices, fueron las ideas del discurso inaugural del palacio “Una Flor para Camilo”. 

Y en poco tiempo acaeció centro de referencia en el oriente del país. Y hasta aquí llegó Fidel cargado de ideas, de sueños, en 1976. Acompañado del entonces Primer Ministro de Jamaica Michael Manley, conoció la institución, compartió con el colectivo de pioneros y se interesó por el desarrollo de los círculos de interés. Desde entonces, el Palacio devino mucho más. También devino puente de amistad y solidaridad con los pueblos.

Fue Fidel el reflejo del pensamiento martiano, porque maestro es quien a golpes de cincel o buril crea hermosa obra que lo prolongue más allá de su tiempo.
Generaciones de cubanos encontraron en los Palacios de Pioneros su vocación

Han transcurrido más de 40 años y “Una flor para Camilo” mantiene su esencia. Cada mañana abre un camino a los pioneros de las enseñanzas primaria y secundaria. Con sólo siete años Enmanuel Linares ya sabe que quiere ser abogado, Maria Fernanda Miranda, desea ser maestra y Natalia Rabanal, periodista.

Conocen la historia del centro que los acoge, y dicen sentirse más revolucionarios y mejores ciudadanos. Saben de la hermosa obra que creó el maestro, porque vivió para hacerlo y con su ejemplo educó.

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