Santiago de Cuba, 3 ago.— Considerado como un artillero de las ideas revolucionarias, por orden del Mayor General Antonio Maceo, el 3 de agosto de 1895, hace 121 años, reapareció el periódico El Cubano Libre, editándose esta vez en los campos insurrectos cercanos a los Pinares de Mayarí y el Río Barigua, bajo la dirección del joven oficial del Ejército Libertador y periodista santiaguero Mariano Corona Ferrer.
El Cubano Libre había sido cread por
Carlos Manuel de Céspedes durante la toma de Bayamo y su número inicial
vio la luz el 18 de octubre de 1868 con el subtítulo “Primer periódico
independiente que se publica en Cuba”, manteniéndose hasta el 12 de
enero de 1869 cuando los españoles recuperaron la ciudad.
Posteriormente, el Cubano Libre volvió a reaparecer en territorio camagüeyano en abril de MIL 869, tras la Asamblea Constituyente de Guáimaro que lo proclamó como órgano oficial de la República en Armas, dejando de existir en 1871 cuando los españoles quemaron sus instalaciones.
Sin embargo, conscientes de su importancia como instrumento ideológico en la lucha revolucionaria, 24 años después, el 3 de agosto de 1895 el Titán de Bronce hizo reaparecer el Cubano Libre considerando que este periódico “es un cuerpo de ejército (…) que se bate bien diariamente por la causa de Cuba y los españoles darían algo por darle una carga”.
Y efectivamente, el enemigo lo acechaba porque sabía su importancia en la campaña independentista obligando a sus editores a transitar por los más inhóspitos parajes sin que los españoles pudieran interrumpir su publicación ni la labor propagandística que desarrollaba el periódico, dando a conocer los éxitos combativos de los mambises, incluida la invasión a Occidente, y los desmanes cometidos por las tropas colonialistas.
En las páginas del Cubano Libre aparecían frecuentemente artículos con la firma de los más prestigiosos escritores y periodistas cubanos de la época, como fueron José Miró Argenter, Eduardo Yero, Fermín Valdés Domínguez, Federico Pérez Carbó, Porfirio Valiente y Emilio Bacardí Moreau, entre otros colaboradores que dejaron escrito para la posteridad muchos acontecimientos de las gestas independistas.
Finalizada la guerra el periódico se mantuvo editándose con medios más modernos en Santiago de Cuba, hasta que en 1926 dejó de editarse, aunque en octubre de 1957 el Comandante Ernesto Che Guevara le dio nueva vida en la Sierra Maestra, como órgano del Movimiento 26 de Julio, para continuar su trayectoria combativa por la independencia de los cubanos.
Posteriormente, el Cubano Libre volvió a reaparecer en territorio camagüeyano en abril de MIL 869, tras la Asamblea Constituyente de Guáimaro que lo proclamó como órgano oficial de la República en Armas, dejando de existir en 1871 cuando los españoles quemaron sus instalaciones.
Sin embargo, conscientes de su importancia como instrumento ideológico en la lucha revolucionaria, 24 años después, el 3 de agosto de 1895 el Titán de Bronce hizo reaparecer el Cubano Libre considerando que este periódico “es un cuerpo de ejército (…) que se bate bien diariamente por la causa de Cuba y los españoles darían algo por darle una carga”.
Y efectivamente, el enemigo lo acechaba porque sabía su importancia en la campaña independentista obligando a sus editores a transitar por los más inhóspitos parajes sin que los españoles pudieran interrumpir su publicación ni la labor propagandística que desarrollaba el periódico, dando a conocer los éxitos combativos de los mambises, incluida la invasión a Occidente, y los desmanes cometidos por las tropas colonialistas.
En las páginas del Cubano Libre aparecían frecuentemente artículos con la firma de los más prestigiosos escritores y periodistas cubanos de la época, como fueron José Miró Argenter, Eduardo Yero, Fermín Valdés Domínguez, Federico Pérez Carbó, Porfirio Valiente y Emilio Bacardí Moreau, entre otros colaboradores que dejaron escrito para la posteridad muchos acontecimientos de las gestas independistas.
Finalizada la guerra el periódico se mantuvo editándose con medios más modernos en Santiago de Cuba, hasta que en 1926 dejó de editarse, aunque en octubre de 1957 el Comandante Ernesto Che Guevara le dio nueva vida en la Sierra Maestra, como órgano del Movimiento 26 de Julio, para continuar su trayectoria combativa por la independencia de los cubanos.
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