Plaza de la revolución

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lunes, 18 de enero de 2016

Derribo del águila imperial del Monumento al Maine


Derribo del águila imperial del Monumento al Maine Por Armando Fernández Martí

El 18 de enero de 1961, Hace hoy 51 años, el Consejo de ministros del Gobierno Revolucionario de Cuba tomó el acuerdo de derribar el Águila Imperial que coronaba el monumento a las víctimas del Acorazado Maine, ubicado frente al malecón habanero y que era símbolo de la prepotencia intervencionista norteamericana en la Isla desde 1898.

Como se recordará el Acorazado Maine explotó sospechosamente en la bahía de La Habana, el 15 de febrero de 1898, cuando su tripulación realizaba una visita de "Buena Voluntad" a la capital cubana, lo que fue tomado como pretexto por Estados Unidos, para declararle la guerra a España e intervenir con sus tropas en la isla, en julio de ese mismo año, arrebatándole una virtual victoria del Ejército Libertador Cubano contra el colonialismo, que ya por entonces estaba prácticamente derrotado.

Con el triunfo revolucionario de enero de 1959 no podía mantenerse ese monumento y su Águila Imperial, construido en 1926, para recordarle a los cubanos durante más de tres décadas y media la intervención norteamericana en la isla y que sólo cesó cuando Cuba dejó de ser una República sumisa y mediatizada, que respondía a los intereses del poderoso vecino del norte.

Asimismo, el propio acuerdo del Consejo de Ministros del 18 de enero de 1961 estableció también eliminar del pedestal del Monumento al Maine los bustos de bronce de los políticos norteamericanos William Mc Kinley, Teodoro Roosevelt y Leonardo Wood, los tres de triste recordación para los cubanos por ser los principales autores del despojo brutal a que fue sometida la nación por la intervención imperialista norteamericana.

En correspondencia con ese acuerdo del Consejo de Ministros, en una fecha tan significativa como el Primero de Mayo de 1961, el Monumento al Maine y su Águila Imperial fue derribado por constructores cubanos, tras permanecer 35 años simbolizando un momento amargo de la historia del pueblo de la isla.

Ese gesto que ahora se recuerda quedó para la historia como expresión del patriotismo y la conciencia antiimperialista de un pueblo que tuvo que soportar durante 61 años los dictados de Washington, hasta que el primero de enero de 1959 rompió definitivamente con la cadena que lo ataba a Estados Unidos al declararse Libre e Independiente para siempre.

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