Plaza de la revolución

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viernes, 27 de noviembre de 2015

Mariana Grajales: Forjadora de una estirpe de Héroes


MARIANA_GRAJALESPor Armando Fernández Martí

Santiago de Cuba, 27 nov.— En octubre de 1893 José Martí visitó por última vez a Mariana Grajales en su lugar de exilio en Kingston, Jamaica y después le escribiría a su hijo Antonio Maceo diciéndole: “(…), ya está yéndosele la madre, cayéndosele está ya la viejecita gloriosa en el indiferente rincón extranjero…”

Poco tiempo después, el 27 de noviembre de 1893 fallecía Mariana Grajales, a la edad de 85 años. Al conocer la noticia en Costa Rica, el Titán de Bronce escribió: “Ella me honra con su memoria de virtuosa matrona, y confirma y aumenta mi deber de  combatir por el ideal que era el altar de la consagración divina en este mundo”.

Mariana Grajales --señala el periodista Armando Fernández Martí--, nació el 12 de julio de 1815, en Santiago de Cuba. De sus dos matrimonios nacieron trece hijos que crecieron en un ambiente de amor, respeto, orden y disciplina y todos trabajaron en las labores agrícolas, en la hacienda que poseía junto a su segundo esposo, Marcos Maceo, en Majaguabo, San Luis. Todos los hijos de Mariana respondieron al llamado hecho por Céspedes en la Demajagua y ella misma, ya con 60 años de edad, marchó a la manigua al lado de sus muchachos y prestó numerosas ayudas en las más difíciles condiciones, en  la manigua.

En la guerra grande perdió Mariana a su esposo Marcos y a sus hijos Justo, Julio y  Miguel. Dolor indescriptible le ocasionó la culminación de la guerra sin que se alcanzara la independencia. Por ello, al partir su hijo Antonio hacia Jamaica, en MIL 878, le siguió los pasos.

La lejanía incrementó sus añoranzas por la tierra amada y reverdecía sus ansias de verla libre. Así lo manifestaba a cuántos cubanos solían visitarla, animándolos a no abandonar el patriótico deber y a tener confianza en la victoria.

Señala el periodista Armando Fernández Martí que, la muerte de Mariana Grajales el 27 de noviembre de 1893 conmovió profundamente a Martí y así lo reflejó en carta a Antonio Maceo: “(…) ya que no pudo morir en su tierra libre; ese oficio continuo por la idea que ella amó, es el mejor homenaje a su memoria”

Los cubanos todos nos consideramos hijos de Mariana Grajales y desde hace 122 años le entregamos lo que tanto amó; su Patria Libre y Soberana, la misma por la cual todos sus hijos ofrendaron las vidas que les dio tan glorioso vientre.

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