Plaza de la revolución

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sábado, 10 de enero de 2015

Reaniman en Santiago tradición afrocubana por el 6 de enero


Por Dayron Chang Arranz

La procesión mágico religiosa devino en una tradición que duró casi dos siglos. Hoy se retoma en el aniversario 500 de la ciudad y espera efectuarse cada enero

Santiago de Cuba, 10 ene.— Ya no es el Santiago colonial del siglo XVII, pero como antaño hasta el visitante de paso participa de sus viejas tradiciones. La liturgia de los negros simulando las cortes del español o diablitos que danzan ritos de purificación. Personajes, cantos, toques aun intactos, revivieron en las calles de la ciudad, aquel Día de Reyes que la oralidad de Fernando Ortiz alguna vez describió.

En esa bulliciosa fiesta de los “negros de nación” –impone en sus textos el descubridor de lo identitario- éstos salían a las plazas. Cada “nación” sacaba sus procesiones con sus reyes, cortejos, dignatarios y sacerdotes, y sus figuras con los atavíos ceremoniales. Los blancos tenían aquella festividad como una saturnal negra de escandalosa confusión, un verdadero pandemonium, en el que aparecían muchos símbolos de catadura diabólica.”

El Cabildo Carabalí Olugo, emblema nacional de la rebeldía esclava, no necesitó en esta ocasión el autorizo del amo para realizar sus acostumbradas procesiones.

Acompañados por reconocidos proyectos culturales de la comunidad como el Grupo Infantil Principe Enano, atravesaron las arterias más importantes de la villa. En el desfile no faltaron las invocaciones que atrajo al más incrédulo de los nativos.

Según evoca en sus textos el historiador Rine Leal la fiesta del Día de Reyes era “un regocijo popular donde participaban por igual los esclavos y los negros libres, las distintas naciones africanas con sus dioses y representantes. Junto a la música de sus tambores, en una melopea de canciones y estribillos, la procesión partía de los cabildos hasta la Plaza de Armas en forma similar a la procesión del Corpus Cristi.”

Reproduciendo de modo exagerado la vestimenta de los amos y hasta las imágenes cristianas en el exterior pero africanas en su oculto significado, aborda el investigador- cantaban en sus lenguas o en español bozal, desfigurando las palabras en una especie de jerigonza, realizando contorsiones y gestos o coreografías de carácter religioso”

Con esa misma impronta de siglos atrás llegaron hasta la antigua Plaza de Armas- hoy Parque Cépedes- los festejos por el Día de Reyes; anunciando los buenos augurios de un año que comienza. Este chispazo de afrocubanidad, efectuado frente a la Casa del Gobernador y a la Catedral Primada, confirma la influencia de esta cultura en el devenir teatral y danzario de la isla. De ahí que  la tradición sea rescatada  con el apoyo de las casas de cultura y los cabildos carabalí Olugo e Izuama con la intención de celebrarlo como es de costumbre cada enero.

Según investigaciones realizadas en el lejano 1683, en La Habana, se celebró oficialmente por primera vez la llamada Fiesta del Día de Reyes, que tenía como objetivo permitir el solazamiento de los negros, afectados por las prohibiciones del Sínodo Diocesano que había convocado el arzobispo el año anterior y en el que se habían dictado diversas medidas contra la penetración de elementos profanos en las festividades religiosas.

Las fiestas del Día de Reyes se celebraron durante casi dos siglos, hasta la abolición de la esclavitud. Se extendieron luego a Santiago de Cuba, Matanzas y otras ciudades de la Isla; también a plantaciones cañeras y asentamientos rurales.

Cada uno de los Cabildos negros de la ciudad organizaba esta especie de comparsa, estructurada según rituales  y guardando determinadas jerarquías: los reyes del cabildo congo, por ejemplo, marchaban al centro, con acusada solemnidad. El desfile terminaba cuando estos reyes se detenían ante la máxima jerarquía del Gobierno colonial y representaban un ceremonioso saludo, como forma de reconocimiento y respeto.

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