Plaza de la revolución

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jueves, 15 de enero de 2015

Por una longevidad feliz

Por Bárbara Deas Trobajo

Santiago de Cuba, 15 ene.— Justina Hernández, a sus 105 años cuenta que su extensión de vida ha sido una bendición, cada día que ve pasar son las bondades de tener más calidad de vida, atenciones por parte de sus familiares amigos y el estado cubano.

Sus manos hoy lo dicen todo, sus mejillas ya marcadas por los 105 son muestras de la longevidad que la acompaña y que la ubica entre los más de DOS millones de personas que se ubican en el calendario 60 años o más.

Es un hecho comprobado, Cuba como nación  está entre las más envejecidas de Latinoamerica, situación esta que se acrecentará para el 2030, según los especialistas.

A mi entender estas cifras son sobresalientes para el estado cubano ya que es un problema latente, por cierto y bien difícil de llevar adelante, a pesar de los ingentes esfuerzos se hacen para garantizarles una mayor supervivencia a los más longevos.

La provincia Santiago de Cuba es un de las OCHO que sobresale por su cifra considerable de ancianos, aquí la atención de ellos es una prioridad, es por ello se aseguran las condiciones de las Casas de Abuelos y Hogares de ancianos como paso esencial para atender la dinámica demográfica del territorio.

En varios momentos he tenido la posibilidad de asistir a encuentros con ancianos santiagueros que reciben los servicios de estas instituciones y constatado está el cambio de muchas de ellas sobre todo en el mobiliario, las condiciones higiénico sanitarias, de estancia agradables alimentación y otros mantenimientos constructivos que permiten recuperar y ampliar capacidades, la eliminación de barreras arquitectónicas  y posibilidades de acceso a los centros.

A la vez creo que si bien otras medidas pueden aplicarse sean para contribuir de igual forma a la mejor atención social por parte de Salud pública, Seguridad Social y otras entidades estatales con el fin de llegar oportunamente a quienes de veras necesitan de tener más vida pero con más bondades, a esos abuelos que sin dudas son un tesoro acumulado en canas.

Pero si mucho se espera, de todos, de nosotros, de muchos igual, debe estar la sensibilidad de quienes tienen en sus manos el trato de los ancianos, dígase la sociedad toda, las familias, las instituciones, Cuba.

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