Plaza de la revolución

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miércoles, 16 de julio de 2014

Pasado y presente de una vivienda santiaguera


 Pasado y presente de una vivienda santiaguera Por Kenia Tabares Robles

Santiago de Cuba, 16 jul.— Quizás, no existe en Latinoamérica una vivienda que genere tanta polémica como la que se le atribuye al conquistador de Cuba, Diego Velázquez. Algunos especialistas coinciden al decir que es la casa más antigua de la región. Otros ven en ella una historia con mucho por descubrir, mas nadie pone en dudas que es una magnifica y sólida construcción. Pero lo cierto es, que en medio de este dilema, las memorias de la añeja casona fueron muy controversiales.

Desde que el Dr. Francisco Prat Puig la descubrió en 1942, no fueron pocos los detractores que encontró el investigador en su urgente proyecto por conservar el inmueble. Según documentos del arqueólogo, "por el carácter súbito y la pureza de los techos", se fijó en la vivienda marcada con el número 612 de la calle Estrada Palma, esquina Aguilera en esta ciudad.

Identificada la casa como uno de los ejemplares más genuinos de nuestra arquitectura, Prat encaminó todos sus esfuerzos a la preservación del inmueble.

Las hostilidades entre defensores y contendientes llegaron a su clímax en el Ayuntamiento de la ciudad de Santiago de Cuba, en 1958, así que lo primero que tuvo que hacer el experto fue declarar la vivienda Monumento Nacional, para mantenerla incólume ante las manos de inescrupulosos inversionistas de la época. En años precedentes había trabajado incansablemente para lograrlo.

Es por ello que el día 20 de enero del mismo año, se acordó crear una comisión para que estudiara los valores históricos, artísticos y arquitectónicos que le eran adjudicados a la casa, y por los cuales le fue atribuido el decreto número 94, que la declaraba Monumento Nacional.

Según refieren Yaumara López Segrera y Josefa Aguilera Tamayo, autoras de la Tesis de Diploma: Sala Francisco Prat Puig del Museo Universitario (1998, de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas), la figura de Nemesio Lovié, historiador y concejal del Ayuntamiento de Santiago de Cuba, fue muy importante para el futuro del inmueble.

Este cronista participó en un Congreso Municipal de Historia Latinoamericana, celebrado en Madrid. Allí escuchó una defensa del ya citado caso, de boca del Doctor en Filosofía y Letras, Señor Diego Angulo Íñiguez, quien hizo manifiesta su admiración por los valores históricos y artísticos del inmueble, visitado por él en un viaje hecho a Santiago de Cuba bajo la recomendación del Doctor Prat.

De regreso a Santiago de Cuba, Nemesio Lovié estaba muy entusiasmado con la idea, así asumió la defensa de la casa, esta vez sustentada en criterios especializados que habían trascendido a un Congreso Internacional de Historia, y que apoyarían los continuos alegatos del Doctor Francisco Prat Puig por la preservación del inmueble.

Pero no fue hasta después del triunfo de la Revolución que se acomete la restauración. A partir de 1965 la Comisión Provincial de Monumentos de Oriente y la Dirección Provincial de Cultura asumen dicha empresa con el asesoramiento técnico del Doctor Prat, con el propósito de mostrarla en su estado original para destinarla a museo.

Sobre la marcha de las investigaciones arqueológicas se fueron descubriendo algunos rasgos de la antigüedad del edificio, como las técnicas de construcción y estilo.

En el citado trabajo de diploma, se destaca que la manera de mampostear el ladrillo sobre gruesos morteros de cal y de arena era una técnica constructiva típica del siglo XVI.

El hallazgo de una tronera, fue una prueba de mucho valor para Prat, ya que evidenciaba que la casa había sido construida antes que el fuerte de Diego Velázquez, erigido a 150 metros hacia la bahía, delante de la tronera. Conociendo, entonces que el fuerte se construyó después de 1519 y antes de 1524, el arqueólogo pudo afirmar que la casa pudo ser erigida en época anterior al referido fuerte, porque, según sus conclusiones nunca se hubiera hecho una tronera detrás de un fuerte que le quitaría toda funcionalidad.

Otro hallazgo de importancia fue el horno de fundición de oro, y las estructuras de madera. En sus testimonios el investigador alegó "Conocemos de todos las anteriores experiencias y convencidos de la veracidad de las especulaciones que lo acompañan, nosotros al terminar lo restauración afirmó- vemos, sin ambages, que la construcción debió ser de la primera mitad del siglo XVI, entre 1530 y 1550".

Han transcurrido varias décadas, y la vivienda de la calle Estrada Palma se erige firme en el tiempo como la Casa de Diego Velázquez, Museo del Mueble o Museo de Ambiente Histórico Cubano. Pero, más que el nombre con el cual se le reconoce entre los habitantes de la ciudad, lo trascendental de su existencia es el reconocimiento aquí de la historia de Santiago de Cuba y un país.

Para los santiagueros es motivo de orgullo tenerla entre sus reliquias histórico-culturales. Quienes visitan la ciudad hacen una parada casi obligada en ella, pues además de las hermosas vistas que ofrecen sus balcones, aquí encuentran cerámicas, muebles, lámparas, vajillas, entre otros objetos de épocas pasadas que siempre despiertan la curiosidad del más incrédulo de los hombres.

Sea o no la casa más antigua de Latinoamérica me gustaría seguir pensando que sí. Si se diera el caso que un nuevo estudio demostrara lo contrario, el imaginario popular durante mucho tiempo la hará vivir.

*Con la colaboración de la Doctora Yaumara López Segrera. Jefa del Departamento de Arqueología de la Oficina del Conservador de la Ciudad.

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