Plaza de la revolución

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jueves, 23 de agosto de 2012

La mujer cubana de ayer y la de hoy


El 14 de abril de 1869 en la Asamblea Constituyente de de la República en Armas que se celebró en Guáimaro, Camagüey, alzó su voz la ilustre patriota Ana Betancourt para decir: “La mujer cubana en el rincón tranquilo y oscuro del hogar espera paciente y resignada la hora hermosa en que una Revolución nueva rompa su yugo y le desate las alas: Llegó el momento de liberar a la mujer”

La Revolución de Céspedes no fue posible, la Revolución de Martí tampoco, y la primera República que se proclamó en Cuba, el 20 de mayo de 1902 nisiquiera tuvo en cuenta a las mujeres, porque ni el derecho al voto electoral se le concedió y mucho menos el derecho a la igualdad social y laboral, siguiendo a la espera en el rincón oscuro y tranquilo de su hogar.

Pasaron más de 90 años para que aquel anhelo de Ana Betancourt en Guáimaro se hiciera realidad el primer día de Enero de 1959 cuando en el Parque Céspedes de  Santiago de Cuba el Comandante en Jefe al proclamar la Revolución dijo: “La mujer es un sector de nuestro país que necesita también ser redimido, porque es víctima de la discriminación en el trabajo y en otro muchos aspectos de la vida”

Un año y siete meses después de esas palabras Fidel, el 23 de agosto de 1960, en el Teatro de la CTC en La Habana, se constituía la Federación de Mujeres Cubanas. Entonces dijo el líder revolucionario: (…) Este paso que han dado las mujeres cubanas es una victoria más de nuestro pueblo, una fuerza más de nuestro pueblo (…) una fuerza decisiva para la Revolución”. La organización nacida ese día, encabezada por la heroína Vilma Espín, fue la que rompió el yugo que ataba a las mujeres durante siglos y les desató las alas para que ellas volaran libremente tan alto como fueran capaces de hacerlo.

Hoy 52 años después de aquel 23 de agosto de 1960, no hay un país en el mundo que pueda contar con sus mujeres para llevara adelante cualquier tarea por difícil que esta sea, en la economía, las ciencias, la cultura, la educación, la salud, la defensa, la agricultura y muchas más.

Basta solo decir que si antes de 1959 las mujeres constituían el 12 por ciento de la fuerza laboral activa del país en sentido general, hoy ellas representan el 47 por ciento de todos los trabajadores cubanos estatales y constituyen el 66 por ciento de la fuerza profesional y técnica de la nación y el 56 por ciento de la científica, siendo también mayoría en sectores como la salud y la educación.

Ejemplos pueden citarse muchos, pero los cubanos todos sabemos quienes son nuestras mujeres, que todavía les queda mucho camino por andar para liberarse totalmente y alcanzar con sus manos las estrellas de un futuro mucho más luminoso, guiadas siempre por la aguerrida FMC y por el recuerdo eterno de Vilma Espín Guillois y el aliento del Comandante en Jefe Fidel Castro, sus creadores.

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