Plaza de la revolución

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jueves, 21 de junio de 2012

Aprender a convivir con los árboles, esa es la cuestión

Autor :Isabel Zaldívar Diéguez 

Por estos días coincidieron  emisoras de radio nacionales y locales  realizando llamados a la población a cuidar los árboles. Y es que  se celebrabra el Dia del Arbol en diferentes países, pero de que es una necesidad imperiosa, nadie lo niega. Es decir, no hay que esperar "Día" para tan urgente grito en todo el  laneta.

Dijo alguien que adora a la naturaleza que, el árbol "es la tela en que ha de bordarse una nación". Y es que son muy importantes, tanto en lo ambiental como en lo social. En  o ambiental, porque realizan función hídrica –amortigua la lluvia- y térmica –da sombra-; pero además reduce la contaminación del aire, regula el clima, disminuye la velocidad del viento, la contaminación sonora, y genera biodiversidad.

Qué decir en el aspecto social, si sólo la presencia de ellos mejoran la calidad de vida y revaloran la propiedad social.

Por otro lado, los bosques regulan el clima a nivel global, ya que reducen el calentamiento de la atmósfera y regulan   el clima de la tierra.

En las áreas del distrito "José Martí", reparto totalmente de edificios de la ciudad santiaguera, se sembraron muchos árboles en sus calles, avenidas y parques; pero particularmente me motivó la siembra gigante en que participaron sus habitantes, hace alrededor de 20 años, de plantas de frutas. Recuerdo que eran miles las personas que sembraron matas de mamoncillo, anón, zapote, níspero, limón, naranja guanábana ytamarindo, entre otros. El objetivo era la sombra, los frutos y el ambiente agradable. Muchos quedan todavía, pero otros, en plena lozanía desaparecieron, porque no sé por qué algunos se toman las atribuciones de desbaratar lo que otros cimentan y levantan.

De una cosa estoy segura, si no aprendemos a convivir con los árboles desapareceremos junto con todo el planeta. no es un capricho, ya convivimos con sitios de grandes sequías por una parte, y enormes inundaciones por otra: todas sembrado muerte. El llamado está claro.

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