Plaza de la revolución

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sábado, 30 de noviembre de 2019

Santiago: Una ciudad que se vistió de verde olivo

Por Margarita Piedra Cesar

Santiago de Cuba, 30 nov.— No hay país sin historia y en ese sentido Cuba es un país grande, porque cada día del calendario marca la ocurrencia de un hecho que se inscribe en la historia de esta pequeña nación para agigantarla ante los ojos del mundo.

Y uno de esos hechos se produjo el 30 de noviembre de 1956 cuando en Santiago de Cuba un pueblo entero liderado por el Movimiento 26 de Julio y el joven revolucionario Frank País García, se levantó en armas y tomó la ciudad durante varias horas en apoyo al desembarco de la expedición del yate Granma, que se había previsto llegara a la costa sur del oriente cubano en esa fecha.

Desde el amanecer, unos 400 combatientes, utilizando por primera vez el uniforme verde olivo, salieron a las calles en varios comandos para asaltar la Estación de la Policía Nacional, en la barriada de El Tivolí; la de la Policía Marítima, situada en La Aduana y atacar con morteros el cuartel Moncada para impedir que las tropas del régimen dictatorial salieran a las calles a reprimir a los revolucionarios.

Sin embargo, esa última acción no pudo ser ejecutada por problemas ajenos a los combatientes que debían realizarla, pero aun así el ejército no se atrevió a salir de su madriguera, por lo que prácticamente los revolucionarios mantuvieron en su poder la ciudad, contando con la colaboración de la población santiaguera.

El comando que asaltó a la Estación de la Policía Nacional no pudo conseguir el objetivo de tomarla aunque fue incendiada por acción de los revolucionarios, que tuvieron que lamentar la pérdida de tres valiosos combatientes, José Tey, Tony Alomá y Otto Parellada, los tres únicos mártires gloriosos de la jornada.

Al mediodía las fuerzas del tirano habían logrado retomar la ciudad, aunque aún se escuchaban disparos. Sin embargo, el 30 de noviembre no fue una derrota para la revolución sino más bien una victoria moral, que contribuyó a devolverle al pueblo la conciencia de sí mismo, porque ese hecho fue una legítima expresión de nuestras más puras tradiciones combativas.

El propio Frank País escribiría sobre el 30 de noviembre de 1956 lo siguiente: “La ciudad amaneció bajo un tiroteo general (…) el ejército revolucionario dominaba las calles y el ejército de Batista pretendiendo arrebatarle ese dominio (…) la población entera de Santiago de Cuba, enardecida y aliada a los revolucionarios, cooperó unánimemente con nosotros. Era hermoso el espectáculo de un pueblo cooperando con toda valentía en los momentos más difíciles de la lucha”.

Al cumplirse hoy 63 años de los sucesos del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba, recordemos a sus héroes y mártires con estos versos del poema de Waldo Leyva para una definición de la ciudad: “Si descubre una calle / por donde no haya pasado nunca un héroe / si no encuentra ninguna puerta abierta / puedes decir entonces que Santiago no existe”

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