Santiago de Cuba, 25 nov.— El Museo de la Lucha Clandestina, en esta ciudad, cumplirá 43 años de fundado el próximo 30 de noviembre y aunque está cerrado al público por recibir acciones de restauración para preservar los valores arquitectónicos, sus trabajadores recordaron el alzamiento de 1956.
Tamara Oro, directora de la institución cultural enclavada en la barriada de El Tivolí, dijo a la ACN que desde inicios de mes desarrollaron actividades tradicionales para esta fecha como el concurso Noviembre de Verde Olivo, con la participación de estudiantes de todas las enseñanzas y también adultos.
Además, señaló, depositaron una ofrenda floral ante la tarja que perpetúa la memoria de Pepito Tey, Tony Alomá y Otto Parellada, jóvenes combatientes caídos en la acción armada que debía apoyar el desembarco de los expedicionarios del yate Granma.
En el ámbito de la efeméride desarrollaron conversatorios en centros de trabajo y estudio y especialistas acudieron a los medios de difusión de la provincia para hablar del alzamiento, ocasión en que el Movimiento 26 de Julio vistió por vez primera el uniforme verde olivo.
El museo preserva el patrimonio histórico-cultural relacionado con la lucha en las ciudades en la última etapa de liberación, con destaque del pensamiento y acción de Frank País, líder en la clandestinidad y máximo organizador de ese hecho, quien fuera asesinado el 30 de julio de 1957, con solo 22 años.
Fotos familiares, armas que utilizó y el sudario con que aparece en la foto junto a Fidel Castro en la Sierra Maestra, son objetos de gran valor que atesora.
Abre sus puertas en uno de los inmuebles más bellos de la ciudad, cuyos orígenes se remontan a 1813 como Casa del Intendente, de ahí el nombre de la empinada calle que conduce hasta su entrada.
Allí radicó desde 1951 hasta el 1956 la Estación de la Policía Nacional hasta su incendio por jóvenes que levantaron en armas a la urbe oriental, hará en pocos días 63 años.
Su fundadora y primera directora es Magalys Martínez, quien dirigió el museo por más de tres décadas.
Es Magalys una apasionada de contar todo lo relacionado con ese hecho, ya que a la casa de sus padres llegó el telegrama con la orden de alzamiento debido a que su esposo, Arturo Duque de Estrada, era un cercano colaborador de Frank País.
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