Plaza de la revolución

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miércoles, 30 de enero de 2019

Ataque aéreo a Loma de Caracas

Por Armando Fernández Martí

Santiago de Cuba, 30 ene.— No hubo situación más difícil para el ejército rebelde cuando aún estaba en su fase inicial y solo 30 combatientes lo integraban, que el ataque aéreo ocurrido el 30 de enero de 1957 sobre el lugar conocido por Loma de Caracas, donde habían establecido su campamento antes de alcanzar sus dos primeras victorias en Río La Plata y Llanos del Infierno los días 17 y 22 de ese mes, respectivamente.

El ataque se produjo en las primeras horas de la mañana por varios aviones caza de la dictadura, que ametrallaron con certeza los sitios más significativos del campamento, entre ellos la cocina y almacén, logrando destruir las instalaciones existentes, aunque sin causar víctimas entre los rebeldes debido a la medida ordenada por Fidel de no pernoctar en ningún bohío o casa.

No obstante, debido a la intensidad del ataque aéreo el grupo se dispersó por toda la zona, acordándose previamente que ante contingencias de este tipo el punto de reencuentro sería el lugar conocido por la Cueva del Humo, algo distante de la zona de Caracas.

De esa forma, el núcleo inicial del ejército rebelde se vio reducido nuevamente a pequeños grupos de combatientes, que solo lograron reagruparse a partir del 2 de febrero cuando recibieron otro refuerzo procedente de Manzanillo, así como medicinas y otras facilidades, sobre todo ropa y alimentos.

Pasado ya algún tiempo se conoció que la exactitud de aquel ataque aéreo sobre el campamento de Loma de Caracas se debió a la traición del guía principal de los rebeldes, Eutimio Guerra, quien incluso iba junto al asesino teniente Casilla Lumpuy en la avioneta de reconocimiento, señalando los puntos clave que debían ser ametrallados y bombardeados con exactitud.

El traidor Eutimio Guerra se mantuvo como guía del ejército rebelde hasta mediados de febrero de 1957 cuando se comprobó que tras ser apresado por el ejército de Batista el asesino Casilla le perdonó la vida ofreciéndole dinero y cargos militares a cambio de asesinar a Fidel y otras delaciones como el ataque aéreo de Loma de Caracas.

Tras ser descubierto el traidor Eutimio Guerra fue juzgado por el ejército rebelde y condenado a muerte, siendo ejecutado el 17 de febrero de 1957 en la Sierra Maestra.

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