Plaza de la revolución

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martes, 9 de mayo de 2017

Celia de Todos

Por Lourdes Palau Vázquez

Santiago de Cuba, 9 may.— Celia Ester de los Desamparados Sánchez Manduley, así fue registrada allá en su natal Media Luna, un pueblito de la actual provincia de Granma cuando nació el 9 de Mayo de 1920 la heroína de la Sierra y el llano.

Su niñez transcurrió en un hogar que compartió con sus padres y ocho hermanos conformando una sólida familia que tenía como principios fomentar valores elementales como la responsabilidad, la solidaridad y el amor a la Patria.

De joven y muy próxima a su padre que fue martiano por convicción, conoció de las lecturas a través de las obras de José Martí, acompañaba a su papá de profesión médico a consultas y así apreció la pobreza y las carencias de la clase más desposeída, ello fue creando en ella el amor por la libertad para eliminar aquellos males que aquejaban a una Cuba sumida en la explotación, fue así que moldeó su carácter rebelde y su intrepidez en la lucha que desde joven enfrentó primero en la clandestinidad, luego en la Sierra y posteriormente en el llano.

Aunque todos le nombraban con cariño sencillamente Celia, quizás tener incorporado en su nombre original "de los Desamparados" la convirtieron en una especie de hada madrina para encontrar soluciones y proteger aquellos que más le necesitaban siempre.

Fue así que en medio del susto de sus compañeras de lucha en la clandestinidad con respuestas atinadas ante los guardias de la dictadura, nombres cambiados, soluciones astutas burlaba al enemigo para tranquilidad de todos, o cuando subió a la Sierra Maestra carente de armas y hombres con el destacamento de refuerzo, o cuando el enemigo propagaba la falsa información de la muerte de Fidel, subió con el periodista Herbert Matthews a las montañas para demostrar que el líder vivía, o cuando los rebeldes no estaban seguros de que las mujeres podían pelear se alistó con el apoyo de Fidel y fue la primera en participar directamente en un combate, en el Uvero y fundar el pelotón Mariana Grajales.

Para los cientos de pequeños que encontró en la Sierra desabrigados, desprotegidos, allí estuvo siempre dispuesta con sus brazos prestos Celia Ester de los Desamparados y los hizo sus ahijados, sobrinos, allegados y al triunfar la Revolución muchos guiados de su mano acudieron a escuelas en la capital, recibieron juguetes, ropas, zapatos o durmieron por vez primeras en camas, así fue aquella joven que desde Media Luna creció en nuestros corazones, menuda humilde, valiente, para convertirse para siempre en la Celia de Todos.

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