Plaza de la revolución

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miércoles, 13 de julio de 2016

Congas centenarias en Santiago de Cuba

Por María Elena López JIménez

Santiago de Cuba, 13 jul.— La ciudad se alista para la fiesta mayor de julio e integra en su haber a tres congas centenarias, Los Hoyos, Paso Franco y Guayabito. De hecho, la primera, ya no participa en la competencia del carnaval desde el 2002, año que marcó su centenario.

Tiene sus antecedentes en el siglo XIX y en sus inicios adopta el nombre de "Hijos del Cocoyé", para homenajear a la sociedad Tumba Francesa, de igual nombre en la barriada de mayor influencia africana en Santiago de Cuba. Sus cantos se distinguen por el estribillo: "Abre que ahí viene el Cocoyé, cuidao que te arrollo".

Los Hoyos protagoniza la nombrada “Invasión”, que se efectúa antes del carnaval: recorre la ciudad con sus toques y llega a los barrios donde se conecta con sus homólogas en un concierto notable de percusión, acompañado con la imprescindible corneta china, único instrumento de viento del conjunto. Es la que da la señal como un llamado a la diversión y la fiesta desde 1916 en Santiago de Cuba.

La conga Paso Franco tiene su sede en la parte suroeste de la ciudad, en la famosa calle Trocha; también con integrantes que hicieron época en la historia del carnaval como lo fue su antiguo director, Eladio Pérez, Tatica, y Nino Videaux, fundador muy renombrado. Surgió en 1911 como un desprendimiento de la comparsa El Tivolí. Desde ese momento ha mantenido el tradicionalmente golpe de Columbia; resalta siempre por los colores azul, blanco y rojo en el vestuario de sus bailadores, lo cual provoca un fuerte contraste con el ritmo que interpreta. En esta comparsa se incorporan el caballito, la muerte en cueros, la muñeca y otras máscaras a pie.

Tanto Los Hoyos como Paso Franco tienen el Premio Memoria Viva, otorgado por el Centro de Investigaciones en Cuba, “Juan Marinello”.

El nombre de El Guayabito hace referencia a un fuerte español y al barrio como tal; sus tradiciones se remontan al pasado siglo XX, aproximadamente a 1915, cuando desapareció una sociedad de tumba francesa que existía allí, los vecinos organizaron una comparsa que los identificara; así surgió al sureste de la ciudad, con un toque distintivo además de sus atrayentes capas y caperos.

El guayabito infantil, ha recreado sus orígenes de forma recurrente para mantener vivas las raíces de cubanía. Con 128 integrantes, expone los elementos tradicionales, pero en la edad infantil: rumberas, chancleteras y máscaras. 

La conga como agrupación constituye una raíz ineludible del quehacer cultural santiaguero. Sus instrumentos iniciales fueron una conga pilón, bocúes, un cencerro y un güiro. Con el paso del tiempo se acompañaron con dos congas redoblantes sustituyendo el cencerro y el güiro por las campanas.

Este ritmo se toca además con otros instrumentos típicos: el requinto y su complemento, hasta 10 bogues o tambores; el quinto que tiene gran importancia en la sonoridad, muy particular en el caso de "Los Hoyos"; a la percusión le continúan tres campanas metálicas seleccionadas con toques especiales.

Además de las tres congas centenarias, Santiago de Cuba exhibe con orgullo sus congas San Agustin, Alto Pino y San Pedrito, que tienen fuerza y multitud de seguidores durante todo el año y en especial, en sus carnavales, fiesta mayor de la ciudad y Patrimonio de la Cultura Cubana.

Según algunos investigadores la conga cuenta con una historia bastante oscura y origen prácticamente desconocido y afirman que este ritmo tiene su paradigma en el barrio santiaguero de Los Hoyos, asentamiento del grueso de la población negra y mestiza de Santiago de Cuba, el cual recibió también el influjo de los emigrantes franco-haitianos a finales del siglo XVIII; pero otros atestiguan que llegó desde la zona matancera y es aquí en esta geografía cubana donde revalidó su identidad ya no solo como parte de la cultura popular sino como un hecho social trascendente.

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