Plaza de la revolución

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domingo, 10 de abril de 2016

Escándalo, es un escándalo


Escándalo, es un escándaloPor Rogelio Ramos Domínguez

Santiago de Cuba, 10 abr.— Como diría el filósofo austriaco Konrad Paul Liessmann el oído es el órgano desprotegido; no lo podemos cerrar. Uno puede no ver, huir del hedor, no decir, pero si es un disparo, una palabra o el grito hay que escucharlo, a no ser que se haga usted de unos tapones o se apriete duro con los dedos ambos oídos.

Entre los cubanos queda ese asunto. Es un tema pasado en muchas partes del mundo pero nosotros lo seguimos teniendo en el tapete, Reinaldo Cedeño decía una vez que es la cultura del baffle y es cierto y se ha venido naturalizando.

Si vas con tu pareja a muchos de los sitios, no de Cuba, de aquí de Songo-La Maya, la mayoría hace lo mismo: ponen la música tan alta que tienes que gritarle a tu pareja el amor o el horror y el de al lado, que lógicamente no puede cerrar sus oídos, sin dudas escuchará el "te quiero", el "mi amor", el "alma mía" y cuidado con alguna intimidad mayor.

Desafortunadamente nuestra ley tiene al ruido no como un delito, sino como una contravención, de modo que si su vecino pone la música muy alta y usted se decide a denunciarlo le pondrían unos 200 pesos de multa y podría volver a hacer lo que quiera con sus oídos.

En ese caso entra en juego el asunto para otro comentario, la ética, porque muchos pobladores se quejan de la posibilidad de denunciar y luego ser denunciados de vuelta, o enjuiciados por la multitud que ve como un hecho normal que haya ruido en todas partes.

Es tan normal esta agresión que además se encuentra en los camiones, que obvio, son particulares pero ofrecen un servicio público, las guapas, los taxis y hasta en algunos coches. Es un libertinaje casi absoluto y añoso, una imposición de la bulla y el gusto personal, porque ahí hay también otro debate; no sólo es el ruido, sino qué ruido.

Pero volviendo al estudioso austriaco Konrad Paul Liessmann, el oído es el único órgano desprotegido, en este caso no sólo de manera natural, porque no podemos cerrarlo como quien apaga la mirada, cierra un libro o da el portazo, simplemente tenemos que escuchar de manera obligatoria, como le da la gana al que comente la contravención, o sea que en el caso del ruido cubano estamos desprotegidos por naturaleza, cultura y hasta por incumplimiento masivo de la ley ¿Me escucha?

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