Por Dayron Chang Arranz/Fotos INTERNETAbierta a jóvenes interesados en este arte esotérico la Academia de Magia del territorio
Dilucidar el misterio tras unas barajas, aparentemente
corrientes, fue una rebuscada incógnita que transformó la vida de
Rafael Duperet. De gastronómico de la Empresa Coyaba de Santiago de
Cuba, en restaurantes como la Fortaleza, Garzón y K o el 1900, escogió
el reto de ser un artista de la magia para responder a tal interrogante.
Con solo unos meses dentro de la academia afirma haber aprendido no solo algunos misterios de este arte sino “cómo asumir una correcta posición, hablar, expresarme correctamente, cosas que yo nunca pensé iba conocer en mi vida, pero gracias a esta oportunidad lo estoy haciendo.”
Una pericia casi mística para desentrañar enigmas imperceptibles a la vista se necesita, al visitar esta recién inaugurada Escuela de Magia en la urbe oriental. Destreza que unos diez aprendices como Rafael aspiran alcanzar en sus dos años de entrenamiento.
Entrar a la escuela requirió someterse a una prueba de aptitud que exigió a jóvenes de 18 a 25 años óptimas condiciones físicas, agilidad mental y manual, cultura general y un doce grado aprobado.
De tales aptitudes depende actualmente su desempeño en las aulas donde conocen sobre magia de cera, bolsillo, salón; magia con sedas, cigarros, bolos y otras modalidades como el ilusionismo, el mentalismo, la papiro magia, manipulaciones, magia cómica, apariciones, transportación entre otras.
El primer trucoMás de cinco décadas en los escenarios nacionales e internacionales e innumerables reconocimientos avalan al Mago Ayra, uno de esos creadores que pone a disposición de esta escuela sus saberes, con el ánimo de rescatar un arte raramente estudiado y ejercido en la provincia y el país.
Desde el año 1969 el maestro Alberto Pujals ayudó a crear la primera escuela de magia, empeño al que se sumó Ayra en tiempos donde era solo un aprendiz de las cartas. Tras la creación de aquella academia primigenia se gesta posteriormente en Camagüey lo que ahora se llama Teatro Cubano de la Magia, misión en las que ambos también contribuyeron.
Tras esos primeros intentos y gracias a sus resultados se crearon alrededor de siete compañías en Santiago de Cuba: una en la Facultad de Ciencias Médicas, dirigida por el propio Pujals, otra en la Universidad de Oriente, así como en el Fajardo, el Pedagógico donde radicaba el grupo Baconao y el conjunto profesional Variedades que aún subsiste.
Al pasar del tiempo, refiere Ayra, “esos magos han ido desapareciendo. A pesar de que tenían un nivel profesional increíble en sus actuaciones, decidieron seguir su carrera o sus caminos fuera de la provincia y poco a poco la magia en Santiago de Cuba ha ido decayendo”
La Escuela de Circo, enfatiza el experimentado manipulador de cartas, “tampoco ha contado con una técnica ni una pedagogía sólida; mucho menos posee un claustro constante que enfrente un déficit hoy resuelto con esta escuela santiaguera”
Base técnica del número es la asignatura principal donde se develan secretos de esta milenaria práctica esotérica. Conocimientos de teoría, apreciación de las artes, actuación, danza clásica y moderna, preparación física, pantomima, maquillaje, voz y dicción, quinesiología, cultura cubana, iluminación, estudio de la política y la ideología e historia de la magia conforman un integral plan de estudio. En estas enseñanzas se sostiene un método que el mago Ayra ha perfeccionado y el cual está registrado a nivel de obra de arte en el CENDA.
El secreto mejor guardadoLa formación, refiere el también director de la Academia, “trata de constituir un artista en toda su dimensión, que domine las técnicas más allá del truco. En estos tiempos cualquiera se aprende un secreto y un número en Internet, pero eso te hace solo un hacedor de trucos. Buscamos magos que sean capaces de enfrentarse a un espectáculo tanto para niños como para adultos; que se desarrollen en escuelas, hospitales, campos, grandes escenarios y que con profunda sensibilidad reanimen este movimiento en grupos culturales de la ciudad como Variedades”
Quizás pocos entiendan que la magia no es una arte de práctica masiva. Impresionar con un artilugio visual no es suficiente. Lo oculto es parte de una responsabilidad que estos diez aprendices intentan cultivar.
Dos años o un año y medio, afirma Ayra, “no es suficiente para crear un artista. Las herramientas son solo un indicio de aquello a lo que se enfrentarán después”.
El Festival Internacional de Magia, Ánfora 2014, recién concluido en Las Tunas, fue de los primeros eventos que reflejó las incipientes señas de una academia, que única de su tipo en el país, muestra a estos jóvenes un camino de incógnitas por develar.
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