Por Mariano Aldana Villalón
Esta noticia se propagó en las últimas horas por toda
la geografía cubana. Finalmente, se hizo realidad el empeño de los
azucareros de esta provincia por vencer su plan anual de siembra de
caña, ascendente a unas 8 000 hectáreas.
A este resultado se pudo haber llegado
con muchos días de de antelación, pero factores climatológicos lo
impidieron. Primero, fueron las abundantes lluvias que no permitieron
preparar las áreas y en las ya alistadas el grado de humedad impidió
depositar las semillas, y luego, la sequía se sumó a este contratiempo.
Debo significar que de las 5 unidades productoras de caña solo faltaban por cumplir sus compromisos “Dos Ríos” y “Chile”. Mención especial para “América Libre”, “Paquito Rosales y “Julio Antonio Mella, y en especial para este último por concretar el mayor plan de siembra de caña -2 656 hectáreas- en la provincia.
En todos los casos se realizó una siembra de calidad, pues definitivamente ese importante aspecto y las adecuadas atenciones culturales en su justo momento a las plantaciones son las que propician obtener más caña por hectárea.
Un elemento decisivo a tener en cuenta en las aspiraciones de incrementar los volúmenes de caña para realizar zafras de más de 130 días, fue la resiembra.
Imagínense que el plan se cumplió al 128 %, es decir que se garantizó una elevada germinación y por su puesto una gran población.
No se puede perder de vista que el “azúcar” se hace en el campo. Por eso, a las cañas hay que hacerle lo que piden en su momento. Recuérdese que de violarse cualquier principio básico se atentaría contra el anhelado compromiso de crecer en este importante renglón productivo.
Junto a este cumplimiento, los agrícolas cañeros desplegaron igualmente grandes esfuerzos por completar el resto de sus programas como en la rotura de los suelos, surca, y aplicación de los fertilizantes.
Con lo hecho hasta aquí, Santiago de Cuba da un paso sólido en su lógica aspiración de alcanzar nuevamente su condición de referencia nacional en la producción cañera que por muchos ostentó para el bien de la provincia y el país.
Debo significar que de las 5 unidades productoras de caña solo faltaban por cumplir sus compromisos “Dos Ríos” y “Chile”. Mención especial para “América Libre”, “Paquito Rosales y “Julio Antonio Mella, y en especial para este último por concretar el mayor plan de siembra de caña -2 656 hectáreas- en la provincia.
En todos los casos se realizó una siembra de calidad, pues definitivamente ese importante aspecto y las adecuadas atenciones culturales en su justo momento a las plantaciones son las que propician obtener más caña por hectárea.
Un elemento decisivo a tener en cuenta en las aspiraciones de incrementar los volúmenes de caña para realizar zafras de más de 130 días, fue la resiembra.
Imagínense que el plan se cumplió al 128 %, es decir que se garantizó una elevada germinación y por su puesto una gran población.
No se puede perder de vista que el “azúcar” se hace en el campo. Por eso, a las cañas hay que hacerle lo que piden en su momento. Recuérdese que de violarse cualquier principio básico se atentaría contra el anhelado compromiso de crecer en este importante renglón productivo.
Junto a este cumplimiento, los agrícolas cañeros desplegaron igualmente grandes esfuerzos por completar el resto de sus programas como en la rotura de los suelos, surca, y aplicación de los fertilizantes.
Con lo hecho hasta aquí, Santiago de Cuba da un paso sólido en su lógica aspiración de alcanzar nuevamente su condición de referencia nacional en la producción cañera que por muchos ostentó para el bien de la provincia y el país.
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