Por Coral Vázquez Peña
La necesidad de legarle a las futuras generaciones la
presencia de quienes les antecedieron y destacaron en la noble misión de
salvar vidas humanas, motivó en esta ciudad un encuentro entre médicos y
estudiantes de medicina.
Nadie supo decir de quien surgió la idea, pero lo cierto fue que el sueño se hizo realidad y aunque no pudo asistir ni siquiera la mayoría, una representación de médicos graduados hace 45 años volvió a la que todos llamaban entonces, su Escuela de Medicina.
Primero fue el saludo y las muestras de afecto entre quienes no se ven a diario y compartieron en sus años mozos cuando eran jóvenes estudiantes de la carrera de Medicina.
Luego junto al retrato escultórico del querido profesor Granados llovieron las anécdotas del tercer curso de graduados de la Escuela de Medicina de Santiago de Cuba.
A pesar del tiempo transcurrido todas y todos mantienen el carácter afable, una fuerte facultad comunicativa y el carisma de antaño.
Y fue con esa vitalidad y amor a la profesión que compartieron la experiencia de los años y las del presente también con los jóvenes alumnos que hoy cursan el primer año de la carrera.
Todo sucedió en la misma aula donde una vez ocuparon ellos los asientos.
La neumóloga Nancy Nápoles y la Doctora Rosa Robinson, ambas aún en activo, le contaron a los futuros galenos sus expectativas cuando eran estudiantes, cómo
continuaron superándose y hoy 45 años después aún continúan en la humana profesión.
La doctora Mirtha Valdenegro, ahora jubilada les explicó la responsabilidad que entraña ser médico y el amor con que se desempeñó durante toda su vida laboral.
No faltaron los consejos en este memorable día en que una u otra forma todos volvieron a vivir la emoción del primer día de estudios.
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