Plaza de la revolución

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jueves, 12 de junio de 2014

Cátedras universitarias exhiben resultados de investigaciones sociales


Por Kenia Tabares Robles/Foto de internet
 
El trabajo investigativo y socializador de las cuatro Cátedras Universitarias que existen aquí, dedicadas al estudio de género, mujer, familia y sociedad es meritorio. Su huella va más allá de los métodos cualitativos y cuantitativos de los hechos, puesto que en el terreno se evidencia su quehacer a través de charlas, seminarios, talleres y eventos de alto rigor científico en los cuales exponen sus experiencias en sociedad.

La Dra. Ileana Benítez Jiménez forma parte de ese grupo de avanzada, que integra historiadores, psicólogos, filósofos y sociólogos, entre otras ramas del saber.

Recientemente, la investigadora presentó un adelanto de sus últimos estudios, dedicados al comportamiento reproductivo de la familia cubana, específicamente el caso de Santiago de Cuba, teniendo en cuenta bases estadísticas relacionadas con la disminución del número de hijos.

Entre las principales causas, Benítez Jiménez destaca que están las políticas sociales de incorporación de la mujer al trabajo, servicios de salud reproductiva, educación sexual, acceso a métodos anticonceptivos, la legalización del aborto en condiciones de salud, y por último las condiciones materiales de vida.

De acuerdo con resultados de una encuesta realizada a 58 santiagueras que tienen hijos, 27 resultaron ser casadas, 20 solteras, cuatro están en unión consensual, cuatro divorciadas y tres viudas. De modo que análisis deriva que, no podemos afirmar que los altos niveles de consensualidad resultan determinantes en  la decisión de tener  hijos, ni que la fecundidad tiene un comportamiento diferencial a partir del estado civil.

Según la especialista, las condicionantes más expuestas por los féminas están asociadas a las condiciones materiales de vida, esencialmente a los problemas de  viviendas, el costo de las canastillas, y dificultades económicas.

La investigación también arrojó que existe en nuestra población conocimiento de los métodos anticonceptivos; sin embargo, su uso y la planificación de tener hijos no están en correspondencia. Por lo general, la mujer recurre al aborto después de haber llegado a un embarazo no deseado. Por ejemplo, según sus bases estadísticas en el 2011, 18 madres menores de quince años dieron a luz. De los Ocho grupos hetáreos analizados, en todos, al menos una mujer se había realizado un aborto. Y sobresale que de las cuatro féminas entrevistadas entre 50-54 años, solo una utilizó este método. Sin embargo, entre los 15 y 34 años de edad, en cada período sobresale, que más del 45 por ciento de las encuestadas ha utilizado el aborto como un método anticonceptivo.

Es decir, que la tendencia general es a la disminución del número de hijos bajo la influencia, fundamentalmente, del uso del aborto y de anticonceptivos motivados por factores sociales y culturales que recaen en las condiciones materiales de vida, y en ideales reproductivos típicos de contextos de mayor desarrollo socioeconómico.

Estas últimas afirmaciones la doctora las sustenta en que hoy las mujeres por lo general desean tener un solo hijo. Válido entonces el quehacer investigativo de las cátedras universitarias para trazar políticas sociales que satisfagan las expectativas reproductivas de la mujer, desde todos sus ámbitos porque este fenómeno social tiene múltiples aristas que repercuten en lo inmediato en el alto nivel de envejecimiento que tiene hoy la población cubana.

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