Plaza de la revolución

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viernes, 18 de octubre de 2013

Transportación masiva en Santiago: realidades de la espera en parada

Por Israel Hernández Planas

A la espera de los ómnibus urbanos miles de santiagueros llenan las paradas cada mañana, mediodía y tarde. Por espacios de tiempos que no bajan de la media hora muchos miran el reloj con deseos que las agujas detengan su marcha pero el tiempo es implacable, saben que volverán a llegar después de la hora pactada.

Siempre he escuchado decir con toda razón que años de explotación ininterrumpidas y las carencias impuestas por el bloqueo económico han hecho su mella en la transportación masiva de pasajeros en Cuba entera, pero en Santiago de Cuba esta problemática adquiere mayor connotación toda vez que se trata de la segunda provincia de mayor población en el país.

Solamente por la ciudad circulan más de 500 mil personas y cada una busca desplazarse diariamente de un Punto A a un Punto B. Para ello la ciudad demanda unos 300 ómnibus y hoy tan sólo poco más de 80 suplen la inmensa necesidad de transportación en toda la urbe. De ahí que no sea extraño que el sector privado con sus equipos haya contribuido al traslado de unos 30 millones de pasajeros al cierre del mes de agosto.

Sin embargo la reflexión de este escrito está encaminada al sector estatal de la transportación, a ese que pertenece a todos porque los ómnibus no son de los directores de empresas, ni de choferes, ni de un individuo en particular.

Hoy no es extraño llegar a la Base de Vista Alegre y encontrar alguna guagua en espera de algún recurso material porque fue dañada por alguna indisciplina social. Cristales que faltan, juntas de puertas, espejos retrovisores son algunas de los talones de Aquiles de algún equipo suficiente para mandarlos a la base por un tiempo y afectar así laransportación de miles de santiagueros. Recordemos que se trata de unos de los sectores altamente subsidiado por el Estado Cubano que conoce de la necesidad

indiscutible para el desarrollo de la sociedad, no debemos olvidar que los que se transportan van a los centros de producción y servicios, además de las escuelas. Para que se tenga una idea de la importancia del cuidado de cada uno de los vehículos aquí les dejo un dato ilustrativo: un ómnibus articulado le cuesta al Estado más de 200 mil dólares.

Hoy la falta de piezas de repuestos en muchas bases, la falta de educación a la hora de transportarnos y ciertos usos indebidos de la técnica por parte de varios choferes suelen ser comuniones perniciosas para el servicio de transportación.

Por ello apelar al cuido de cada uno de los medios de transporte que hoy engrosan el parque de vehículos en Santiago es una necesidad imperante y asunto común de todos. A fin de cuentas, cada día volveremos a las paradas a esperar el ómnibus que nos lleve a al trabajo, a la escuela o a casa y será el medio para que conductores y personal de transporte lleven su salario al hogar. Por eso es asunto de todos.

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