Sin abarcar tan grandes áreas como el otrora Cuartel Moncada y el parque biblioteca-museo Abel Santamaría, la transformación de una vetusta edificación del área monumental 26 de Julio en galería de arte, clasifica como la más compleja de las obras dedicadas en Santiago de Cuba al aniversario 60 de la gesta moncadista.
Resto de lo que fuera el cuartel construido por las autoridades militares españolas, se trata de concederle una función digna del entorno al inmueble más antiguo y (por sus usos posteriores como caballeriza, almacén y taller de enseres menores) de peor conservación dentro del ámbito urbanístico y patrimonial.
"De paredes de piedras y techo de tejas criollas inclinado —refiere el arquitecto Omar López Rodríguez, director de la Oficina del Conservador de la Ciudad—, el cuartelón presentaba tal estado de calamidad, que unido al golpe final dado por el huracán Sandy con la destrucción de su cubierta, se imponía una solución.
"Con un área de aproximadamente 1 004 metros cuadros, amplios espacios interiores y paredes sobre los cinco metros de altura —precisa—, reúne características esenciales para llenar también ese vacío que ha prevalecido en esta ciudad, al carecer de una instalación para obras de gran formato".
Basado en un proyecto de la arquitecta Amaralis Vidal, de la Oficina del Conservador de la Ciudad, la galería dispondrá de un salón expositor principal de más de 225 metros cuadrados, una segunda sala, el salón de conferencias, almacén de obras de arte, taller de montaje, oficinas socio-culturales, y un patio polifuncional.
Al frente de las acciones desde el inicio en enero último de las labores de desmonte y demolición, el subdirector técnico productivo de la Empresa de Restauración y Conservación de Monumentos, licenciado José Antonio Macías Gallego, considera que constituye la obra que ha demandado mayor profundidad en la restauración.
"Por el carácter cultural de la rehabilitación —señala—, el resane de mampuesto de esas paredes de piedras lo cambiamos por macilla en todos los interiores, mientras que en el piso de los salones se colocan losas de mármol, el patio llevará losas de cerámica espirituanas, y en la acera frontal colocamos adocretos.
"Pero lo más difícil fue la cubierta —añade—, pues para la reposición de las tejas criollas fue necesario un arduo trabajo por parte de los carpinteros-montadores en el cambio de las vigas y el entablado en pésimo estado, que visto ahora desde abajo con casi el 85 % de madera nueva, semeja el techo de una iglesia".
En esas labores, sobresalieron tanto hombres como Juan Américo Alaín Vidot, con más de 40 años de experiencia, como jóvenes como Ramón Lagar Palacios, quienes entre vigas, alfardas y alfarjías, levantaron a mano con sogas alrededor de 400 pesados madereros a unos diez metros de altura, y luego armaron el entablado.
"Todo pudo ir más rápido —explica el ingeniero Jesús Fonseca Ramos, inversionista por la Oficina del Conservador de la Ciudad—, pero ante las complejidades del deterioro estructural reinante, debía extremarse la calidad que debe exhibir esta instalación ubicada entre el edificio del Palacio de Justicia y los muros del Moncada".
Según el propio Fonseca Ramos, además del impresionante diseño de los exteriores con jardinería, aceras de hormigón combinada con adocretos, grandes puertas y amplio ventanal, el patio resultará muy acogedor con el área de pérgolas, jardinería, la fuente central, bancos y piso de losas cerámicas.
La galería, que llevará por nombre "Arte Soy", en referencia al conocido verso del autor intelectual del asalto al Moncada, José Martí, "Arte soy entre las artes, y en los montes monte soy", contará con un sistema de iluminación especializado, que sin riesgo a dañar las obras posibilitará su mejor visualización.
Artistas del país que en esta fase final de ejecución han constatado la marcha de los trabajos, coinciden en reconocer las magníficas condiciones que presentará la galería, para que creadores nacionales y de cualquier parte del mundo puedan exponen obras de gran formato en Santiago de Cuba.
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