Plaza de la revolución

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miércoles, 20 de febrero de 2013

María de los Ángeles Santana: en la memoria de su pueblo




Autor: Yaimeé Bell Sabó

Cuando Cuba atravesaba la etapa de la República Neocolonial, en 1914, nació una de sus grandes estrellas de todos los tiempos, para signar el inicio de lo que sería una extendida y reconocida trayectoria artística.

María de los Ángeles Santana, es uno de nuestros ejemplos más grandes de entrega al mundo del arte. A ello contribuyó su madre, quien desde temprana edad la inició en el estudio de la música sin saber que años más tarde, devendría cantante y vedette cubana.

En su juventud, el maestro González Rubiera le impartió clases de guitarra. Posteriormente, Ernesto Lecuona la instruyó e invitó a compartir escena, donde interpretó la conocida canción “Te vas juventud.” Pero la Santana no se conformó con ese don maravilloso que permite crear melodías con el corazón. Incursionó en el mundo de la actuación con intrepidez, siendo novata frente a grandes personalidades como Rita Montaner, Alicia Rico y Candita Quintana.

En el año 1938 participó en los filmes "Sucedió en La Habana" y "El romance del palmar", dirigidos por Ramón Peón García. Mas su carrera por la superación no se detuvo.

Continuó recibiendo clases de actuación en la Escuela de Declamación de Películas Cubanas. Como quien sabía la clave del éxito no es solo triunfar, sino crecer cada día.

Su recorrido artístico también llegó a las márgenes de la radio a través de la emisora CMQ, donde su magnífica dicción y voz apacible la convirtieron en una convincente y querida actriz.

Recibió contratos para integrar compañías de comedias y revistas musicales fuera del país; uno de los más importantes fue el ofrecido por el empresario español Manolo

Paso, quien la llevó a la cima de la fama en Madrid, protagonizando la revista “Tentación”, de Antonio y Manuel Paso con más de mil presentaciones en ciudades españolas.

Sin dudas, la criolla supo representar dignamente a nuestro país en disímiles eventos y actividades. Se entregó sin reservas manteniéndose en la preferencia de un público que la adoró por “San Nicolás del Peladero”, “Los abuelos se rebelan”, “Prefiero las rosas” y “Lo que me queda por vivir”.

En sus últimos años, continúo siendo la gran actriz de todos los tiempos. Por ello, el Ministerio de Cultura la distinguió con los premios nacionales de Teatro en 2001, junto a Rosa Fornés; Televisión en 2003 y Humorismo en 2005.

Un carisma extraordinario a pesar de su avanzada edad, una voz agradable, personalidad versátil y dominio de la escena, caracterizaron a esta hermosa mujer que murió en febrero de 2011, dejando a su pueblo el lustroso legado artístico de casi un siglo de vida.





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