Plaza de la revolución

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lunes, 2 de enero de 2012

Elizabeth Meléndez Lora, el kárate como destino

Por José R. Castillo Argüelles

El Karate-Do llegó a Cuba gracias a los intercambios comerciales y colaboración con  Japón en la esfera de las Telecomunicaciones en la Flota Pesquera. Se  considera el 10 de Octubre de 1967 como la fecha en que oficialmente se introduce este arte marcial en la isla caribeña.

En los anales de la disciplina en Cuba figura el primer dan Masahaki Kahagura, miembro del Partido Comunista de Japón y especialista en telecomunicaciones, quien estuvo de servicio en nuestra flota de pesca por aquellos años y fue uno de los maestros que impartieron inicialmente sus conocimientos a los primeros practicantes cubanos.

Precisamente a su regreso a Japón Kahagura realizó coordinaciones a través de  la Asociación  de Amistad Cuba – Japón, y se logró establecer contacto  con la escuela  de Karate-Do del maestro de Joshin-Mon Hoshu Ikeda, séptimo dan en ese momento;  lo que echó las bases para el desarrollo sistemático de esta disciplina entre nosotros.

Fue en octubre de 1978 cuando se celebró el 1er Campeonato Nacional en esta ciudad de Santiago de Cuba, con la participación  de más de ciento cincuenta karatecas en representación de ocho provincias de todo el país, acontecimiento que sin dudas multiplicó el amor por este rudo deporte en la tierra indómita.

Como fruto del arraigo que alcanzó entre los santiagueros la provincia logró ubicarse entre las primeras a nivel nacional y algunas figuras individualmente escribieron páginas memorables en la historia del kárate cubano.

Tal el caso de Elizabeth Meléndez Lora, quien incursionó en lides nacionales e internacionales representando triunfalmente a su provincia y a su país y hoy, años después de su retiro del deporte activo, sigue entregada plenamente al desarrollo del kárate santiaguero.

El encuentro con esta luminaria se produjo en medio de una de las habituales sesiones de entrenamiento que tienen lugar en el gimnasio del Micro-4, Distrito José Martí, donde ella se encarga de trasmitir sus conocimientos y experiencia a un numeroso grupo de niños.

El diálogo con la campeona no se hizo esperar.

Periodista: ¿Cómo fueron tus inicios en esta disciplina?

Elizabeth: Me inicié a los 9 años viendo a mi padre practicar kárate en las filas del Ministerio del Interior, además el trabajaba en el Tribunal Provincial y allí tenía un grupito de niños a los cuales impartía clases. De manera que en este entorno acabe por hacer mío también el kárate.

Periodista: ¿Cómo fue tu tránsito por las categorías infantil, escolar y juvenil, respectivamente?

Elizabeth: Mi primera experiencia competitiva fue en el año 1986 en la categoría infantil en Tarará, La Habana, donde obtuve  una medalla de bronce en kata individual, debo aclarar que en esa época todavía el sexo femenino no participaba en kumité.

Unos años más tarde ocurre la inclusión de la modalidad del kumité entre damas y esa fue digamos mi gran oportunidad porque tenía mejores aptitudes que para esta modalidad de combate.

A partir de entonces comencé a sobresalir tanto en la lides escolares como juveniles y ello me hizo acreedora a varias medallas.

Periodista: Alguna figura a la que admiraras especialmente en este deporte en esos momentos iniciales?

Elizabeth: Si, la sensei Carmen Aispurúa, una figura muy elegante en su desempeño técnico y  muy respetada en el ámbito nacional siempre despertó en mí una gran admiración. La vida quiso que un día me tocara enfrentarla, precisamente aquí en Santiago de Cuba, en combate por la medalla de oro de un campeonato nacional y afortunadamente pude vencerla. No obstante la sigo considerando hasta hoy como una de las mejores karatecas de Cuba.

Periodista: ¿Cuántos años estuviste compitiendo en la primera categoría?

Elizabeth: Estuve en total 8 años compitiendo en la primera categoría.

Periodista: ¿Cómo llegaste a las filas del equipo Cuba?

Elizabeth: En el año 1991 estaba entre los atletas convocados para conformar un equipo con vistas al campeonato panamericano en el que se incluirían figuras juveniles –yo entre ellas-, pero fue verdaderamente al año siguiente cuando ya integro oficialmente las filas del equipo nacional y a partir de entonces comienza mi trayectoria internacional.

Periodista: ¿Dónde fue tu debut en la arena internacional y cuáles son los principales logros en tu carrera deportiva?

Elizabeth: Me proclamé campeona panamericana en Miami en el año 1994. Mi resultado más relevante fueron las dos medallas de oro logradas en el Campeonato Mundial efectuado en La Habana, en el kumité individual y por equipos en ese propio año 1994. 

También participé en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995 donde obtuve una medalla de oro en kumité individual. Además en mi currículum figuran varios campeonatos panamericanos de la disciplina.

Periodista: Te retiraste tempranamente del deporte activo. ¿A qué se debió?

Elizabeth: Bueno a la edad de 21 años ya me sentía cansada después de cinco años en el equipo nacional con la carga de entrenamientos agotadores, las largas e intensas jornadas de preparación que se iniciaban en horas de la madrugada, el compromiso de obtener buenos resultados a nivel nacional e internacional, la imposibilidad de llevar una vida normal en medio de mi juventud, el sacrificio que significa estar lejos de la familia, etc;  todo ello me llevó a tomar la decisión de decir adiós al deporte activo. Muchos estimaron que no debía haberlo hecho, pero yo pienso que fue una decisión correcta y no me arrepiento de ello.

Periodista: ¿Cuál fue el momento más feliz en tu carrera y cuál el más triste?

Elizabeth: Dos momentos me regalaron mis mayores alegrías: el Campeonato Mundial efectuado en la Habana donde como te expliqué me alcé con la medalla de oro individual (también por equipos) y en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata donde también logré ascender a lo más alto del podio de premiación. En lo que respecta a momentos tristes están asociados a pobres desempeños en algún que otro combate durante los años en que fui miembro del equipo nacional; sin embargo, creo que los momentos felices –afortunadamente- fueron más.

Periodista: Después del retiro te graduaste de Licenciada en Cultura Física y te dedicaste a entrenar niños ¿Qué valoración haces de tu trabajo actual?

Elizabeth: A mí me encanta mi trabajo con los niños. Ellos son muy agradecidos, muy cariñosos, y me siento realizada al ver como gracias a mis enseñanzas ellos logran buenos resultados en las competencias. He alcanzado resultados satisfactorios en competencias provinciales y nacionales, he promovido atletas para la antigua EIDE -hoy Centro Único- y al cabo del tiempo algunos de los alumnos a los que impartí los conocimientos primigenios en esta disciplina han llegado a ser medallistas nacionales, lo cual me llena de orgullo.

Periodista: ¿Cómo calificas el estado actual del kárate santiaguero?

Elizabeth: Creo que va por buen camino, aunque sin dudas pudiera ser mejor. En estos momentos no tenemos la masividad de otros tiempos, pero hay un buen número de practicantes y contamos con un personal calificado de excelente nivel.

El breve diálogo termina. Elizabeth Meléndez Lora, quien abrazó el kárate como destino, sigue entregando a este deporte lo mejor de sus energías, de sus conocimientos y de su invencible espíritu de campeona porque según sus propias palabras:  ¨  los atletas no deben permitirse pensar siquiera un día en la derrota…la derrota no debe concebirse ni siquiera en la mente¨.

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