Plaza de la revolución

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sábado, 10 de noviembre de 2018

El parque Céspedes, corazón de la ciudad

Por María Elena López Jiménez

Santiago de Cuba, 10 nov.— Alrededor del parque Céspedes nacieron leyendas y hechos imprescindibles en la historia de esta ciudad, otrora capital de Oriente.

De una explanada de tierra surgió, rodeado de viviendas con techo de guano, paredes de adobe y cuje, de los pobladores ilustres de la villa, la iglesia y el ayuntamiento a la usanza de las ciudades españoles por aquel entonces. Tuvo muchas denominaciones al paso del tiempo hasta su nombre actual: Parque Carlos Manuel de Céspedes, corazón de la ciudad.

Su fundación data de 1515. La historia demuestra que en el primer asentamiento no pudo concretarse su levantamiento en la villa, a la orilla del río Parada ya que los vecinos iniciales no soportaron las convivencias por las hormigas existentes que imposibilitaban la vida cotidiana.

En 1522, con la conversión de villa en ciudad, se le denominó plaza de la catedral. Se terminó su construcción el siglo XVI con el objetivo de emplearla como Plaza de Armas, para que los soldados españoles realizaran los ejercicios y desfiles militares. Según las ordenanzas de las leyes de Indias se diseñó rectangular y que fuera en el mismo centro como las ciudades mediterráneas, a pesar de que Santiago de Cuba estuviera a la orilla del mar. Posteriormente se le llamó Plaza de la Reina Isabel o Isabel la Católica en homenaje a la Reina de España.

Hoy representa el corazón del centro histórico  y un lugar donde se reúnen los más disímiles tipos de personas: ancianos, estudiantes, niños, turistas. Imágenes únicas del Caribe con su Catedral aledaña, el Hotel Casa Granda, la sede del gobierno municipal, la antigua casa de Diego Velázquez, la casa del té y calles que desembocan en gran orgía citadina.

Todo este núcleo fue declarado Monumento Nacional.

Durante la época colonial, fue protagonista de las fiestas mayores desde las procesiones católicas de fechas marcadas como las del Día de Santiago Apóstol, Santa Cristina y Santa Ana, hasta los famosos mamarrachos, nuestros carnavales, estamparon tradiciones en este sitio vital pueblerino.

A principios de la centuria del XX, el entonces alcalde, el patriota Emilio Bacardí, acogió la preciosa idea de izar la bandera a las 12 de la noche del 31 de diciembre; la primera vez que se hizo fue en 1902, convocados los santiagueros al parque, donde con abrazos, besos, saludos, y los mejores votos se recibía al nuevo. Año tras año se continuó y llegó la primera leyenda: si la bandera flotaba con buen aire el año sería próspero. Aun los mayores observan ese momento para ver la bandera al viento.

En esta época nació la banda municipal de conciertos y sus retretas los fines de semana; instantes de compromisos a los que no se podía faltar. Hoy la vieja orquesta sigue presente con sus notas musicales, acompañando a quienes se sientan o van a disfrutar de las veladas vespertinas “cespedianas”.

Su parte central posee un monumento, erigido en 1953, que rinde tributo de recordación, al Padre de la Patria cubana, Carlos Manuel de Céspedes. Su aspecto actual, de sobria expresión neoclásica, se integra de manera perfecta a la arquitectura que lo circunda, es obra del eminente arquitecto y urbanista santiaguero Carlos Segrera Fernández quien también fuera el artífice del centenario hotel Casa Granda y el otrora Club San Carlos, hoy sala de conciertos Esteban Salas en los altos y galería de artes Oriente en la parte baja.
  
Los viejos recuerdan que el parque Céspedes era cita especial dominguera para los jóvenes: las muchachas paseaban dando vueltas contrarias a los varones; enamorados y aventureros se hacían notar con estilos impredecibles.

El pulso de la ciudad se coge en sus bancos, se discuten y se resuelven los problemas más agudos de la política internacional y los asuntos caseros se tratan como si se estuviera en las mejores familias. Y la usanza de encuentros de amor continúa como el día originario. 

El primero de enero de 1959, desde el balcón del ayuntamiento, Fidel Castro anunció la victoria del Ejército Rebelde, la lucha larga y llena de vicisitudes pero que ahora sí los mambises habían entrado a Santiago, no como el recuerdo triste del siglo XIX cuando los yanquis  boicotearon la victoria del Ejército Libertador. Horas cruciales que el parque trascendió.

Y como colofón de su protagonismo, el primero de enero de 1984, Fidel, en gesto de gratitud, dio a conocer 2 títulos únicos en el país para la urbe: Ciudad Héroe de la República de Cuba y Orden Antonio Maceo, expuestos frente a la antigua plaza mayor, donde se erige el monumento del patricio bayamés, Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, rodeado de Ficus o Laurel de la India.

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