Por Lourdes Palau Vázquez
Santiago de Cuba, 12 ago.— El trece de agosto de 1926 llegaba a la vida Fidel Castro Ruz hijo de Ángel y Lina, dicho así podía ser un nacimiento más de los millones que ocurren en el mundo cada día, pero la vida demostró con el tiempo que en esa fecha nacía un Comandante eterno.
A pesar de las posibilidades económicas de la familia creció y vivió pensando en cómo mejorar la vida de los demás en una nación sumida en la barbarie donde los recursos se encontraba en mano de unos pocos que hacían fortuna hundiendo al pueblo en la miseria.
Diferente a cualquier pronóstico Fidel se hizo grande no solo por la lógica biología de los hombres sino por su actuar consecuente y acciones revolucionarias. Así se involucró en las luchas estudiantiles, lideró el asalto al cuartel Moncada, asumió su histórica defensa en el juicio que siguió la fracasada acción militar, gestó y preparó el desembarco del Granma y subió a la Sierra Maestra resuelto a libertar a su país del deshonor, hasta lograrlo.
Luego de la victoria encabezó combates contra el analfabetismo, la insalubridad y la pobreza para fundar bajo su guía la Cuba nueva, para entonces ya el pueblo lo había bautizado como su Comandante.
Así identificado y respetado, el pueblo fue calando en el corazón del grande, por esa cómplice intimidad cada trece de agosto fecha en que Fidel Castro llegó a la tierra ha sido de celebración para Cuba y los amigos que desde este mundo convulso le admiran y respetan.
Cumpliría 92 años Fidel este agosto pero se fue a la eternidad a sus 90 dejándonos como regalo su vida plena, ejemplo para continuar erguidos multiplicando corazones y siempre unidos, ese es el mejor agasajo para un Comandante eterno que cumple años cada amanecer.
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