Plaza de la revolución

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miércoles, 27 de diciembre de 2017

Biofísica Médica: fábrica del sueño hecho en Cuba

Por Lian Morales Heredia

Santiago de Cuba, 27 dic.—Cuando se unió atrevidamente a un grupo inquieto de físicos, el estudiante de Medicina Eloy Álvarez era todo sueños, no imaginaba que el Comandante en Jefe Fidel Castro les dedicaría estas palabras fundacionales: "Para el Centro de Biofísica Médica (CBM) de Santiago de Cuba, no solo de la Ciudad Héroe sino de toda la Patria: Felicidades y a forjar nuevos sueños, hermosas realidades de mañana".
 
Corría 1993, uno de los momentos más duros del llamado Periodo Especial, etapa que vivió Cuba tras el derrumbe del campo socialista y ante el recrudecimiento de la hostilidad de los Estados Unidos.
 
Era el 10 de febrero de ese año y hacía tres que los investigadores y personal de apoyo, no más de 40, habían logrado construir el primer equipo de Resonancia Magnética (RM) del Tercer Mundo.
 
Para Eloy Álvarez todo empezó en 1987, cuando escuchó  hablar de un grupo de la Facultad de Física de la Universidad de Oriente, en la urbe santiaguera, que hacía avances en la RM y sus aplicaciones en la salud humana.
 
Junto a colegas fuertemente motivados por la computación, el futuro médico se enroló en la aventura, sin saber a ciencia cierta adónde iría a parar.
 
Nos acercamos a Carlos Cabal, el líder del equipo, relata Álvarez. La relación al principio era extraña, él es físico y no era frecuente ver gente del campo médico interesada en cuestiones que se abordaban desde la ingeniería y la física, pero hubo una especie de entendimiento, sobre todo por las necesidades de la finalidad de los equipos que se ideaban.
 
Llegué durante el desarrollo del relaxómetro, nuestro primer mecanismo de RM. Empecé paradójicamente, programando en los prototipos que se fabricaban; luego, al terminar la carrera, mediante una solicitud especial al Ministerio de Trabajo integré la plantilla del grupo en 1990, cuando aún no se hablaba de Centro de Biofísica Médica, comenta.
 
Álvarez recuerda que en 1991 el tomógrafo se llevó para el Hospital General Juan Bruno Zayas, en Santiago, donde los galenos veían por primera vez una máquina de RM. Entonces, empezó la gestación del CBM, que lo sorprende como un recién graduado imbuido en una mezcla de tecnología y problemas biológicos, en medio de un gran entusiasmo.
 
El CBM se ha mantenido como líder en América Latina en tecnología altamente sofisticada para diagnóstico y tratamiento médico; han pasado tres décadas desde que Eloy era un estudiante de Medicina que se inmiscuyó en una tropa aventurera de físicos, ingenieros y matemáticos.

Había muchas incertidumbres, grandes retos: “institucionalizar la institución”, crear la escuela.
 
En este tiempo, Eloy ha sido director científico y de producción y jefe de departamento; ahora, como presidente del consejo del CBM, guía el empeño de los jóvenes de hoy de ampliar el horizonte, desde la idea hasta la comercialización.
 
No surgimos como una fábrica, enfatiza Álvarez, creamos prototipos, desarrollamos la idea, diversificamos; actualmente, la rehabilitación constituye una de las grandes apuestas, con la creación de equipos robóticos para finalidades motoras.
 
En las tecnologías muy avanzadas, que requieren bastante financiación y recursos de mayor nivel, componentes que el centro no posee, el objetivo apunta a buscar soluciones, paliar con lo que se tiene y potenciar los proyectos que generen resultados e ingresos en corto plazo, para crear la base y desarrollar a largo plazo más crecimiento y productividad.
 
Encauzar al Centro de Biofísica Médica por los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución implica acortar los tiempos y transitar al sistema empresarial; una de las fortalezas de la entidad es que siempre ha respetado la lógica del ciclo cerrado.
 
El factor financiero determina la materialización más rápida de estas aplicaciones, privativas del Primer Mundo. 
Desde  los años 80 hasta hoy no se ha vuelto una tecnología vieja, ahora es que madura, no hay muchos fabricantes.
 
Somos pioneros en ella, destaca Álvarez, no podemos renunciar a esta conquista, hay que levantar nuevamente la bandera de la tecnología de las imágenes de Resonancia Magnética Nuclear, meterse en otras modalidades y crear una plaza fuerte de la fabricación de equipos.
 
Esa es la meta y el compromiso, subraya el científico, sobre todo, porque Fidel estuvo sentado aquí y dijo esto mismo, porque así es que podemos competir con los mejores del planeta.

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