Plaza de la revolución

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jueves, 14 de noviembre de 2013

Silvio Rodríguez: homenaje para todos


Por Por Marta Cabrales (*)

Santiago de Cuba.— Para el cantante cubano Augusto Enríquez, la serie de conciertos sinfónicos que realiza en homenaje al trovador Silvio Rodríguez honra también a los admiradores de su obra.

Poco antes de presentarse junto a la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), Enríquez conversó con Prensa Latina sobre la cálida acogida que ha tenido su gira nacional Te doy una canción, título además de una de las emblemáticas obras de Silvio.

Lo importante es justamente eso, que las personas disfruten y se diviertan con este tipo de entrega en la cual lo sinfónico se vincula con lo popular, aseguró el exvocalista del grupo Moncada.

Consideró ese inicio exitoso como un buen augurio para el resto de las presentaciones, que finalizarán el venidero 29 de noviembre en el Teatro Nacional de La Habana.

Ha sido un trabajo arduo de más de dos meses junto a una orquesta insignia de la música cubana, a cuyos integrantes y su director, el maestro Enrique Pérez Mesa, le unen fraternales vínculos de trabajo.

Explicó que se trata de una producción discográfica homónima en tres partes, iniciada cuatro años atrás y a punto de salir al mercado bajo el sello Colibrí y el auspicio del Instituto Cubano de la Música.

LEJOS PERO CERCA

Ante la pregunta sobre su prolongada ausencia de los escenarios cubanos, el intérprete explicó que con la crisis económica conocida como Período Especial se perdieron los espacios que favorecían el tipo de música defendida por él.

Yo no tenía interés por la música que se fomentaba entonces, apuntó al insistir en que no se trataba de que fuera mejor o peor.

Fue cuando Europa le abrió los brazos y tuvo contratos en Italia, España, Inglaterra y Alemania, donde por unos 15 años encontró asideros para sus propuestas.

Luego fueron los compromisos internacionales ya contraídos los que dificultaron mayores contactos con el público cubano, agregó.

Fue precisamente en esa etapa en la cual Enríquez compartió espectáculos con el tenor italiano Luciano Pavarotti y otras figuras cimeras de los escenarios del Viejo Continente.

Viviendo siempre en Cuba, en los últimos cinco años ha intentado reintegrarse en los escenarios nacionales y estos conciertos con la OSN y el tributo al insigne trovador son una gran oportunidad, de la cual se siente feliz y orgulloso, admitió.

El cantante elogió el virtuosismo de la OSN y de su director ante obras que son difíciles de ejecutar, pero que brillan en su sencillez y

dejan fluir los textos de Silvio.

Tal es el propósito esencial en este homenaje, en el cual prevalecen el esfuerzo y el amor, con el despliegue de la agrupación como tal y de él como solista.

LAS MANOS Y EL CORAZON DE SILVIO

Silvio ha estado presente en los preparativos del fonograma, como tutor y desde el punto de vista más válido, el espiritual, aseguró Enríquez, quien precisó que el aporte se centró en la asunción de las interpretaciones y la revisión de los arreglos. Es música programática, en función de los textos, y en ese sentido él se brindó, con humildad y sencillez increíbles, sin poner por delante su historia, acotó el entrevistado.

Así fue ante alguna concepción errónea de las letras que influyera en los arreglos, explicando lo que había querido decir.

"Para mí su amistad es muy importante y útil; su cariño, sus consejos a tiempo y no solo en lo profesional, también en lo personal y familiar. Nunca sabré qué hice para ganármela", asegura.

Enríquez considera a Silvio "el pináculo de la trova cubana, de la poesía en ella; un prócer. Logré traspasar las barreras y encontrarme con el ser humano, querido, entrañable", agregó.

Valoró estos conciertos como una operación bien intencionada y pensada, para ampliar las posibilidades de disfrute estético y esparcimiento de los cubanos, y acercarlos a todas las vertientes de la música, porque "a veces no se disfruta lo que no se entiende".

En ese sentido, acotó, es una propuesta martiana, de corazón, siguiendo aquel apotegma de ser culto para ser libre, desde la óptica más humana, de la plenitud espiritual de las personas.

COLORES Y OLORES DE SANTIAGO DE CUBA

Para Augusto Enríquez, Santiago de Cuba se ubica en los recuerdos infantiles cuando visitaba la ciudad de la mano de Isabel Cebreco, amiga de su abuela y nieta del prócer independentista Agustín Cebreco.

Afirma que cantar aquí también es evocar sus presentaciones con el grupo Moncada y aquellos conciertos Moncada en el Moncada, en la explanada del antiguo cuartel homónimo, asaltado por Fidel Castro el 26 de julio de 1953.

"Las calles de Santiago están llenas de las huellas de mis pies, chiquitos, del niño que las recorría y se impregnaba de sus colores y olores, de sus sonidos, como el lazo más trascendente de un ser humano con su entorno y sus gentes", afirmó el intérprete.

En el teatro Heredia, con su esplendor recuperado tras el desastre ocasionado hace poco más de un año por el huracán Sandy, los santiagueros supieron expresarle a Enríquez y a la Sinfónica Nacional la gratitud por tanta entrega y a Silvio por inspirarla.

(*) Corresponsal de Prensa Latina en Santiago de Cuba

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