Por Dayron Chang Arranz
Más
de treinta títulos avalan el devenir de la Doctora Olga Portuondo,
Premio Nacional de Ciencias Sociales. Su constante quehacer como
Historiadora de Santiago de Cuba refleja un vínculo que trasciende los
avatares de la profesión. Santiago de Cuba, 5 sep.— Entre
tantos textos y misterios ya develados pareciera imposible hallar una
nueva historia por contar. Pero Olga Portuondo es de las que siempre
desentierra esas confesiones que se reserva cualquier ciudad.
Retrotraernos al pasado durante la edición de la Feria Internacional del
Libro 2015 es de esas intenciones que devuelven a la Historiadora los
ánimos para reponer diez de sus mejores títulos.
A ella se dedicará esta fiesta literaria y a través de ella también
se profundizará en las intimidades del Santiago de Cuba que con sus
textos a diario se puede visualizar.
Periodista:
Una mujer nacida en Camagüey, con arraigadas costumbres de esa tierra,
con una educación como la que le dio su madre a veces asentada en
tradiciones diferentes a las del santiaguero ¿cómo devino en una
enardecida guardiana de Santiago de Cuba?
Historiadora:
La mayor parte de mi vida la pasé en esta ciudad. A pesar de que mi
madre me enseñó elementos de su cocina y el voceo de aquella tierra que
también me acoge como una hija, indudablemente hay un vínculo muy
estrecho pues provengo de una familia santiaguera antigua y numerosa.
Estudié en el colegio Juan Bautista Sagarra con una educación patriótica
excelente y luego en la Universidad de Oriente. En mi época de juventud
salía a los carnavales e incluso participaba en la organización de las
verbenas, las descargas. Todo ello me fue uniendo a la ciudad de
Santiago de Cuba.
Periodista: Transcurrido el
tiempo imagino son muchas las santiaguerías que ya debe tener
incorporadas Olga en su forma de ser, de ver el mundo. ¿cuánto de
Santiago cohabita en usted y con cuáles de esas cosas se identifica más?
Historiadora:
Si hay algo que en la sicología del santiaguero siempre está presente
aunque nunca se percata es la montaña. Eso es algo que siempre he
apreciado mucho. Somos un valle, que tiene la característica de estar
en un lugar de terraza. Donde quiera nos topamos con las dificultades de
subir y bajar las lomas. (Sonríe con un gesto de fatiga)
Hay
otra cosa que en el plano espiritual es muy grande y muy atractivo para
cualquiera y sobre todo para un historiador. En ello radica una de mis
motivaciones mayores y es el hecho de la riqueza histórica de Santiago
de Cuba, prácticamente desde su fundación. A mis contemporáneos y a mí
nos motivaba cómo Santiago de Cuba. inicialmente llegó a ser capital y
después capital de la región oriental. Por otro lado nos mortificaba la
inexistencia de muchos de los hechos tan trascendentales de su historia
en la historiografía nacional. Ahí encontré un camino creo que riquísimo
que la vida no me va a dar para agotarlo todo. Aun así me satisface
saber que ahí tenemos muchos alumnos que lo han seguido, estudiando no
solo a Santiago de Cuba. Por ejemplo en la década del 50 nosotros desde
esta ciudad tratamos de argumentar el por qué estallaban siempre las
revoluciones en esta zona de la geografía. Solo con la confluencia de
historiadores de todos los territorios orientales, formados
posteriormente, pudimos llegar a determinar con más certeza por qué era
en Oriente y no en el centro o en el occidente del país que acontecía
esta particularidad.
Periodista: En ocasiones
suele aislarse a estudiosos, catedráticos e intelectuales como usted del
ambiente popular. Algunos estigmas suelen imaginarlos solo entre libros
y no en los barrios hurgando en lo más simple de la cotidianidad
¿cuánto de esa cultura popular coexiste en Olga?
Historiadora:
Es imposible desligarse de lo popular en Santiago de Cuba porque eso
como que se viene arriba continuamente. Hay una relación estrecha entre
todas las personas que favorece ese vínculo con lo popular y desde luego
hubo una generación de estudiosos de la historia que estuvimos
nucleados durante los años 70 y 80 y que realmente nos llamó la atención
precisamente esa cultura.
Nosotros tenemos la trova, el bolero,
pero además los carnavales donde siempre no solo se manifestaban las
personas que surgen del pueblo, sino incluso todas las clases sociales,
todos los estamentos se vinculan en ese momento. La fundación de la Casa
del Caribe fue otro de los hechos que permitió expresar a través de una
revista, a través de los encuentros del Festival del Caribe ese sentido
de la cultura popular que creo tiene su mejor expresión en alguien como
Joel James, fallecido desafortunadamente todavía a plenitud de sus
condiciones intelectuales.
Personas
como yo siempre hemos tenido eso presente y lo hemos expresado en
nuestros textos. A veces cuando encuentro algún documento que para mí es
interesante -quizás para otra persona no llamaría la atención- pero
para mí que tengo ese vínculo con lo popular me nutre pues he escrito
por ejemplo sobre el vodú, o sobre algún cimarrón del siglo XVII. Son
cosas que tomo en cuenta. Hace un tiempo atrás las Congas de Los Hoyos y
San Agustín me realizaron un reconocimiento y se debió al libro sobre
la Virgen de la Caridad, un culto popular que está muy presente en la
cultura de nuestra nación.
Periodista: ¿Cómo se
concretaría entonces esos rasgos de la cultura popular en la Olga
madre, la Olga mujer, o en aquella Olga que hace unos dulces exquisitos y
divide su tiempo en las labores investigativas junto a las tareas de la
cocina?
Historiadora: (Sonríe) Ahora mismo te
estoy dando la entrevista y estoy haciendo una mermelada de guayaba que
te va a demostrar lo que me preguntas. Después del Triunfo de la
Revolución las historiadoras salieron a la luz para expresar su manera
de ver la historia y sobre todo la Historia de Cuba. Las que somos
historiadoras y nos conocemos, hacemos lo mismo. Somos madres, hacemos
las labores domésticas y al mismo tiempo escribimos. Una cosa no impide
la otra. Creo que al contrario. Es el contacto con lo humano, es el
vivir todos los días, y es una manera que encuentra la mujer de asumir,
interpretar y expresar la historia.
Periodista:
Para una mujer que conoce y aún tiene la agudeza de interpretar y
vislumbrar la historia de Santiago de Cuba. Para alguien que sabe los
disímiles caminos que ha recorrido la urbe en medio milenio de fundada.
¿Qué quisiera mantener de Santiago de Cuba. y qué quisiera cambiar?
Historiadora:
Nosotros aspiramos como todos al progreso y hay muchos planes de
transformación para el mejoramiento de la ciudad. Yo estoy a favor de
esos cambios que perfeccionen y hagan de ella una urbe mucho más
cosmopolita. Sobre todo sus vínculos con el plano exterior, el empleo
del puerto, el renacer de la Alameda y el crecimiento de la ciudad que
por fuerza tiene que ocurrir. Hay también algunos elementos de servicios
públicos que tienen que estar al paso del crecimiento de la ciudad
porque a veces no ha existido esa correlación. Incluso en las maneras de
diversión del propio carnaval tienen que suscitarse cambios en la
medida que la ciudad crece y que existe una cultura de mayor
envergadura, más profunda y amplia.
Periodista:
Esta edición del 2015 se le dedica la Feria Internacional del Libro.
Con más de 30 libros publicados imagino sea difícil escoger entre
aquellos que quisiera desempolvar…
Historiadora:
Me estoy preparando para ello. Hay algunos libros en reedición y
diversas compilaciones que ya me han pedido. Letras Cubanas me va a
publicar el libro Manuel María Pérez y Ramírez: polígrafo cubano. Es una
investigación que me gusta porque este hombre dedicó toda su vida a
Santiago de Cuba. Un hombre que consagró sus 80 años de vida a educar y a
profundizar en la espiritualidad del santiaguero durante la segunda
mitad del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX y del cual se
conoce muy poco. En sus textos se explica la presencia hispana, aborigen
y africana, pero también los elementos franceses y haitianos que dan
cierta peculiaridad al santiaguero en la manera de hablar, de
comportarse.
También estoy preparando Esclavos y libres de color
que es un libro que la gente no lo conoce con ese nombre, sino con El
negro del sombrero; otro de Nicolás Llose de Rivera y estamos pensando
Una derrota británica en Cuba.
Recientemente acabamos de publicar
un manual que se llama Misericordia y que ha tenido muy buena acogida.
Misericordia es la manera en que todos los santiagueros se expresan
cuando tiembla. Se trata de cómo ha vivido esta colectividad los
terremotos desde el siglo XVI hasta el 2011, aunque también nos
referimos a lo ocurrido con el ciclón Sandy. Es una manera de significar
la resistencia del santiaguero ante cualquier tipo de eventualidades.
Hablamos de todos los desastres, incluso la ocupación norteamericana en
1898 y cómo vivió la ciudad esto.
Periodista: Son muchos los elementos que conforman el linaje de esta ciudad ¿podría delimitarse a Santiago de Cuba en una definición?
Historiadora:
Una de las cosas que se exalta en el santiaguero es su capacidad de
recuperación y de resistencia. La ciudad ha sufrido durante años
diversos acontecimientos que ha sabido superar. Creo que la manera de
expresarse el santiaguero es muy del Caribe, alegre, con la virtud de
expresar las cosas que lo disgustan a través de la música o de la broma,
del choteo. No quiere decir que todo sea positivo. El santiaguero debe
ganar en responsabilidad y eso puede adquirirlo con educación y con
mejores comportamientos en las relaciones humanas que deben ser mejor
sociabilizadas.
Periodista: Antes de que finalmente Olga me de a probar esa mermelada que se está cocinando. ¿Se ha imaginado en otro lugar?
Historiadora:
Me gusta estar aquí. Solo el trabajo en otros archivos y las
bibliotecas es lo único que me saca de Santiago de Cuba. He dedico toda
mi vida a investigar y a escribir sobre ella. Me ha tomado años escribir
un libro. A veces tengo que salir a buscar información no solamente en
La Habana sino en bibliotecas españolas en las cuales no dejo de
deslumbrarme ante las maravillas que encuentro de la historia
santiaguera y del oriente. Pero siempre vuelvo. Creo que ya no me es
fácil dejar la ciudad. No solo por el marco de la naturaleza y del
ambiente urbano sino también por ese ambiente humano, tan importante
para las personas. (Me toma por el brazo) Y basta ya de preguntas. Vamos
hasta la cocina, como buenos santiagueros, para que pruebes mi
mermelada y compruebes si soy o no soy de aquí.