
Por Dayron Chang Arranz
Al Director de la Oficina del Conservador de la
Ciudad de Santiago de Cuba Omar López se le ve por estos días diseminado
en las diversas obras que se restauran en función del medio milenio de
la villa santiaguera. El proyecto se considera uno de los más grandes
que se ha acometido en el país.
P: -¿En qué medida confiar el liderazgo
del proceso de recuperación de los centros históricos a una autoridad
especializada como usted ha favorecido la eficiencia de los objetivos
que animaron la creación de las Oficinas del Conservador en las ciudades
patrimoniales de Cuba?
E: En realidad el trabajo de conservación
del patrimonio edificado es algo que unifica muchos aspectos que deben
de ser considerados y solamente una entidad especializada es capaz de
enfrentar un proceso con esa complejidad y dinámica.
El
patrimonio de las ciudades históricas integra el patrimonio material y
espiritual. No tenemos ciudades vacías; son ciudades llenas que están
cargadas de cultura y el trabajo de conservación tiene que intervenir
prácticamente en todos los aspectos que hagan posible una fuerte
visibilidad de los elementos fundamentales.
Un paisaje histórico
urbano no solo es el conjunto de edificios, es la manera en que existe
la traza de la ciudad, la forma en que éste paisaje urbano se desarrolla
e integra las viviendas con los edificios públicos notorios, con las
plazas, los parques y paseos. Elementos a los cuales se le une todos los
valores acumulados en el tiempo: edificios de distintas épocas y
estilos. Eso con una población que no siempre es capaz de comprender y
entender el valor que está encerrado en eso.
La labor de una
entidad especializada es imprescindible puesto que el accionar tiene que
ser directo y conjunto. Tienen que participar los sociólogos,
urbanistas, arquitectos e ingenieros porque cada uno pone su parte para
que el producto integral que es la ciudad histórica pueda realmente
revitalizarse.
No quiere decir que esa entidad haga todo. Hay un
nivel de dirección, de llamado. Estas entidades son responsables de los
planes maestros, de elaborar las estrategias, teniendo en cuenta un
concepto de sustentabilidad donde todo se integre y buscando que el
turismo se manifieste de manera positiva en la ciudad histórica.
Pero lo más importante es que se tenga un pensamiento amplio y diverso a la hora de enfrentar dicho patrimonio.
P:
-Bajo el principio de la sostenibilidad y con énfasis en la cultura
como el principal leit motiv de la obra y los habitantes como autores y
beneficiarios. ¿Qué importancia tendría que este modelo de gestión
integral le conceda idéntica prioridad tanto al mejoramiento de la
calidad de vida de la población como a la arquitectura?
E: El
trabajo en la ciudad histórica parte de una serie de principios que son
básicos. Evidentemente han existido líneas que a veces son un poco
historicistas de conservar el edificio y la ciudad casi como si
estuviera en una maqueta o una vitrina. Ese no es el sentido del trabajo
que hacemos.
Construimos una ciudad para la población, para el
que la vive y la disfrute. Hacemos los trabajos para que perduren en el
tiempo como un código de identidad.
El individuo que vive en una
ciudad patrimonial es un portador de cultura y forma parte esencial de
ese hecho extraordinario que es la ciudad histórica.
Cuando
trabajamos un sector, las personas que lo habitan o que trabajan en el
lugar, son participes de ese proceso de recuperación. No del proceso en
sí que de hecho es importante, sino de la conservación, la rutina
posterior, que hay que tener en cuenta para que la ciudad se mantenga.
El tratamiento posterior, es lograr la
conciencia ciudadana de que ese parque que ha sido recuperado, ese
edificio que se le ha devuelto su valor hay que protegerlo haciéndole
los mantenimientos adecuados, tratando de que no se dañe, ni que exista
impacto del deterioro.
No tiene sentido que trabajemos el
patrimonio edificado y no el espiritual. La oficina hace un papel
dirigente, estratégico pero la movilización efectiva de los
financiamientos y de las actuaciones corresponde a muchos actores.
P: -Santiago de Cuba actualmente es un ejemplo de ello.
E:
La ciudad se prepara para el 500 aniversario no es la oficina que se
prepara para el 500. Por lo tanto todos los actores con posibilidades
actúan sobre la villa, pero a la vez existe una población que es
portadora, que participa en acciones culturales diversas y todos ellos
forman parte de ese accionar. Para nosotros es muy importante conservar
la arquitectura colonial santiaguera, pero también es importante
conservar el patrimonio musical, como es importante conservar el pregón,
la corneta china, las tradiciones, los hábitos, los valores que nos
identifican.
Sabemos que existe lo cubano, pero también existe lo
santiaguero. Nosotros estamos en la obligación de estudiar para
trabajar en función de conservar todo aquello que nos hace a nosotros
singulares.
P: -Por eso el trabajo tiene que ser integral…
E:
Hay arquitectos e ingenieros que trabajan en el proyecto de un
edificio. Hay urbanistas y sociólogos que estudian las características
de un ámbito urbano, de un paisaje ya sea fortificado, asociativo, o
cualquier tipo de modelo.
La ciudad histórica es un reservorio
especial de ese patrimonio espiritual. Si no actuamos de manera integral
en él entonces el resultado sería deficitario, no sería ese lugar
esencial y especial que esperamos los santiagueros alcanzar.
P:
-La Oficina del Historiador de la Habana es un hito nacional e
internacional. ¿En qué medida a partir de esa experiencia pionera hemos
nosotros singularizado nuestra labor en virtud de un modelo particular
de desarrollo?
E: Eusebio Leal ha logrado un impacto
extraordinario en la ciudad histórica de La Habana y pienso que eso ha
traído consecuencias y motivaciones no solo para Cuba sino para muchos
centros históricos del mundo.
Aun así el patrimonio es diverso y
distinto, no siempre se acomete de la misma manera. Las oficinas han
logrado formar un cuerpo de profesionales y especialistas que le ha
permitido tomar aquella experiencia pero llevándola a esos modelos
propios que están muy vinculados a las características especiales que
tiene cada centro.
En La Habana Vieja el centro histórico es
patrimonio de la humanidad y es un foco de atención muy importante para
la Oficina de La Habana. En el caso nuestro tenemos un patrimonio
mundial que es un sitio fortificado: el Castillo del Morro. Tenemos el
paisaje arqueológico cafetalero.
Tal circunstancia nos obliga a
buscar vías diferentes a la hora de enfrentar las características de
nuestro patrimonio. Eso no quita que existan elementos estratégicos que
son comunes. Por eso es que existen nuestras oficinas y compartimos
nuestro trabajo, hacemos intercambios y la oficina de La Habana un poco
es matriz y escuela de muchos de los elementos de los cuales
participamos.
Somos fieles seguidores de ideas estratégicas que
son básicas en un modelo social. Pero las soluciones las hacemos
adaptadas a las condiciones específicas del sitio que estamos
protegiendo de la arquitectura o el urbanismo.
¿Quieres
singularidad más especial para los santiagueros que estar en una zona
sísmica? Nuestra arquitectura es de riesgo. Por aquí pasan ciclones como
por toda Cuba, pero por aquí ocurren terremotos. Eso hace que nuestras
instalaciones posean elementos esenciales y la manera que enfrentamos su
restauración parten de esas situaciones que le son propias.
¿Cómo
hacemos el tratamiento con la familia y la población? Cómo enfrentamos
el patrimonio no como un hecho elitista sino como un hecho participativo
donde todos tengan una incidencia, donde el especialista no esté en una
urna de cristal sino a pie de obra evaluando cada proceso eso es parte
de la estrategia común que han desarrollado las oficinas cubanas.
P:
-¿Cómo ese modelo ha logrado impactar de manera concreta en la
modificación de los ambientes y condiciones que estimulan conductas
marginales?
E: Los proyectos de revitalización se hacen para
frenar precisamente esa marginalización, frenar el deterioro y conservar
el patrimonio edificado y espiritual que son la base que identifican
esos grupos o asentamientos humanos.
El plan maestro decide cómo
incidir, priorizar, cuáles son los sectores más vulnerables, la
población más afectada, cómo recuperar el patrimonio en función de las
capacidades económicas y sociales que tiene una población en un ámbito
determinado.
Nos acercamos a los 500 años y la oficina venía
trabajando en la revitalización de la urbe, en proyectos tan importantes
como Enramadas vive para recuperar el eje comercial de la ciudad así
como 25 ámbitos de interés histórico que tiene Santiago como es el Área
Monumental 26 de julio, el Parque Céspedes y su entorno, la Placita de
Santo Tomás, la Loma del Intendente.
Pero llegó un ciclón y pasó
por encima de la ciudad y nos detuvo con fuertes impactos donde no hubo
monumento que no tuviese una afectación. Todo el mundo sabe que 15 000
familias santiagueras se quedaron sin techo. Entonces la estrategia tuvo
que moverse e ir atrás. Tuvimos que de nuevo incidir en edificios
que
ya habíamos recuperado. El Museo Bacardí sin techo donde se guarda
tanta gloria, el Cementerio Santa Ifigenia, patrimonio extraordinario
con 184 tumbas afectadas Sin embargo no nos olvidamos del patrimonio,
pero se decidió trabajar de manera conjunta y salvar un tema tan
sensible como el fondo habitacional donde estaban también las viviendas
patrimoniales y salvar también los edificios públicos con que cuenta la
urbe.
Cada vez que incidimos en un lugar se mueve la calidad de
vida. Los fenómenos negativos que mueven ese sector se movilizan
generalmente a favor de lo que se ha hecho, a favor de que la ciudad
este mejor. Eso se educa.
La urbe es también un ente de
enseñanza y esos ámbitos que se van recuperando se convierten en ámbitos
escuelas, en proyectos semilla. Ese proceso de revitalización incorpora
muchos elementos a favor de diversos grupos sociales.
Es ese el
anhelo de los santiagueros: ir de la ciudad que vivimos a la ciudad que
soñamos. Una ciudad con calidad de vida para todo el que está en ella,
pero también todo el que llegue y la visite pueda disfrutar de eso que a
lo largo de cinco centurias ha construido el santiaguero con sus manos y
su inteligencia.
No es solo ver al Museo de Ambiente Histórico,
joya de la arquitectura latinoamericana o la Catedral Primada, que fue
donde nació la música cubana. Es ver también la conga oriental, la
música coral, la trova y el pregón caminando por la calle, e identificar
en todo eso una cultura auténtica y única.