Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 15 may.— El 15 de mayo de 1955, hace hoy 63 años, las puertas del llamado Presidio Modelo en Isla de Pinos, se abrieron para que salieran en libertad el Doctor Fidel Castro y 29 jóvenes que el 26 de julio de 1953 le acompañaron en los asaltos a los cuarteles Moncada de Santiago de Cuba y Céspedes de Bayamo.
Fueron 22 largos meses de presidio, pero para Fidel y los restantes moncadistas la cárcel se convirtió en una escuela donde aprendieron a ser más revolucionarios con lecturas de Martí, Marx, Engels y Lenin, entre otros. Era la mejor forma de prepararse para la lucha que vendría, tan o más difícil que la del Moncada.
Desde el mismo momento en que fueron condenados por a Causa 37 en octubre de 1953, se inició la batalla por la amnistía a los moncadistas y a todos los presos políticos encerrados en las prisiones de la dictadura batistiana en todo el país y que sumaban varios cientos.
No fue aquella una batalla fácil pues el odio feroz del régimen hacia Fidel y sus compañeros, hacía particularmente difícil la aplicación de esta medida a los participantes en los sucesos del 26 de Julio.
Desde la propia cárcel Fidel orientaba la estrategia a seguir y donde participaron entre otros, los sectores juveniles radicalizados procedentes de la ortodoxia, la FEU de La Habana y Oriente, el Partido Socialista Popular, el Frente Cívico de Mujeres Martianas, el Comité de Madres de los Presos Políticos y algunas de las personalidades que se mantuvieron como voceros públicos de la campaña.
Fue necesario entonces, una sostenida campaña política de denuncia y exigencia para que la amnistía, incluidos los presos moncadistas, se hiciera realidad el 6 de mayo de 1955, mediante la Ley Número 2 de ese propio año, por lo cual el día 10, el Tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba dictó varios autos aplicando dicha ley a los condenados por los sucesos del 26 de Julio y ordenando su libertad el 13 de mayo de 1955.
No obstante, el tirano Batista trató de condicionar la amnistía señalando que la habría, si los presos cejaban en su actitud revolucionaria, a lo que Fidel le respondió: “Preferimos mil años en la cárcel antes que sacrificar nuestro decoro”
Esas palabras pueden reafirmarse hoy 63 años después para continuar esta batalla que hoy libramos contra la infamia y otras acciones del imperialismo para con nuestro país, reafirmando que jamás cederemos ni un ápice en las ideas martianas y socialistas que nos animan.
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