Por PL
La Habana, 22 ene.— El arte de las tablas en Cuba recuerda hoy el Día Nacional del Teatro Cubano, fecha elegida en homenaje a las víctimas de los sucesos del escenario habanero Villanueva, en 1869.
Para la ocasión, la escena en esta capital preparó eventos importantes, pero el más significativo es la entrega en esta jornada del Premio Nacional de Teatro 2018 para el director del Teatro Nacional de Guiñol de Cuba, Armando Morales, por su consagrada labor de más de 50 años en el arte de las tablas.
Nominado en varias ocasiones a este galardón, Morales sustenta la premisa de que no cree en reconocimientos ni estímulos, sino en el verdadero compromiso diario con la cultura.
Al decir del artista, cuando está con su títere, 'el silencio es sepulcral', incluso, expresó en una ocasión, 'le pido permiso a mis marionetas para actuar', al referirse a su respeto por ese arte.
El pasado viernes se estrenó en esta capital el documental La tradición vernácula en el teatro cubano, una buena forma para acudir a la memoria y recordar lo ocurrido en 1869 en el habanero recinto teatral Villanueva, cuando tropas coloniales agredieron a los asistentes a una función de matiz independentista.
Con una realización entre Producciones Caricatos y el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, esta obra audiovisual retomó nuevamente una costumbre, perdida de cierta forma, en la escena de las tablas de este país.
La tradición vernácula en el teatro cubano ha tenido gran capacidad para sobrevivir en muchos obstáculos relacionados con esos elementos identitarios, señaló el escritor cubano Norge Espinosa, galardonado en 2014 con la Orden por la Cultura Nacional que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba.
Esta manifestación también tiene que ver con el aforo para legar nuestras costumbres de siglo y medio de existencia en la escena bufa; y cuando se le ha intentado negar y esconder en algún momento, resurge siempre, detalló Espinosa.
Son muchos los vacíos en la historia de este tipo de expresión artística, que desde su primera salida ante el público fue censurada por el gobierno de la colonia española, precisó.
Afortunadamente el vernáculo en Cuba logró irse a las calles e insertarse en su realidad, incorporando gestos, aptitudes, palabras y giros de la cotidianidad de la nación, precisó el artista.
Este documental alude además, a la obra de uno de los entrevistados, el guionista y director cinematográfico Enrique Pineda Barnet, Premio Nacional de Cine en 2006, a quien se le reconoce por rescatar de cierta manera esa historia con el filme La bella del Alhambra, de 1989.
Al decir de Espinosa, toda una generación de realizadores de este arte en Cuba supo qué era el vernáculo aquí, 'gracias a la obra de Pineda Barnet, quien no por gusto en los créditos de la película agradece a los que han trabajado en la escena teatral, especialmente a los personajes de el negrito, el gallego, la mulata y el chino', acotó.
El Día del Teatro Cubano, celebrado este lunes en todo el archipiélago recordará aquellos acontecimientos del teatro Villanueva, cuando tras lo sucedido apareció publicada en un pequeño periódico de la época, bajo el título La Patria Libre, la pieza Abdala, de José Martí.
La obra es un poema dramático con texto de amor juvenil a la patria; además de una abierta confesión de fe y de compromiso hacia la pujante nacionalidad que en ese entonces se destapaba.
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