Por Rosalina Tamayo Arañó
Palma Soriano, Santiago de Cuba, 16 may.— El 17 de mayo se celebra en el mundo entero el Día Internacional contra la homofobia, es decir se realizan acciones en defensa del derecho que tienen las personas a tener la preferencia sexual con la que se sientan satisfechas, una jornada en la que se defienden los derechos de los individuos que tienen una orientación sexual diferente a las grandes mayorías.
Este tipo de pareja diferente (los homosexuales y las lebianas) es vista con miramientos por muchos que no entienden que la orientación sexual es una atracción constante hacia otra persona en el plano emotivo, romántico, sexual o afectivo. Por eso también existen parejas interraciales, de edades desiguales, feos con bonitas, interculturales, heterosexuales y hasta bellas con bestias, (féminas que están con hombres que las maltratan).
Todas estas parejas son criticadas porque los otros consideran que no deberían estar juntos por todos los motivos antes mencionados, pero al final vence la libertad, la valentía y la perseverancia de quienes apuestan por hacer con sus vida su voluntad.
Debemos preguntarnos ¿qué derecho tenemos de censurar, discriminar, rechazar a una persona porque no le guste lo mismo que a nosotros?
Debemos mirar más profundo en ellos y verlos cómo los seres humanos que son y no juzgar con quien tienen relaciones íntimas, si al final ese debe ser un aspecto privado de la vida de cada quien.
Es comprensible que no es a lo que estamos acostumbrados, pero la realidad no se puede tapar con un dedo, existen y conviven con nosotros. Muchos son los mejores profesionales de una empresa, otros los mejores hijos, los mejores amigos o los mejores padres o las mejores personas que hayamos conocido.
Entonces el respeto a la diversidad debe ser una premisa en este mundo cambiante, multicultural y sobre todo el nuestro. Además los cubanos proclamamos en nuestra Constitución de la República, que Cuba
es un Estado Socialista de derecho y justicia social, organizado con todos y para el bien de todos como República unitaria e indivisible, fundada en el trabajo, la dignidad, el humanismo y la ética de sus ciudadanos para el disfrute de la libertad, la equidad, la igualdad, la solidaridad, el bienestar y prosperidad individual y colectiva.
Por tanto en esta sociedad que proclamamos, “todos tienen derecho a su individualidad, a ser quienes son, y amar a quienes aman. Y a hacerlo en paz, sin temor al rechazo, al odio o a la violencia, sino enriquecidos en la diversidad”, como sabiamente escribió un usuario de las redes sociales con el que estoy totalmente de acuerdo.
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