Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 21 sep.— El Congreso Campesino en Armas celebrado el 21 de septiembre de 1958, reafirmó en ese entonces, la necesaria unidad de los campesinos cubanos y demás clases sociales en torno a la Revolución y a la lucha armada, cuyos principales escenarios eran precisamente, las montañas y campos del país.
Soledad de Mayarí Arriba, en el territorio liberado del Segundo Frente Oriental Frank País, fue la sede de aquel importante evento que se desarrolló presidido por el entonces Comandante Raúl Castro Ruz y dirigentes campesinos de la nación, y al que asistieron más de un centenar de delegados honestos, sobre todo del Oriente del país.
En el Programa del Moncada, expuesto por Fidel en la “Historia me Absolverá”, se puso de manifiesto la necesidad de transformar los campos cubanos y mejorar la situación de vida del campesinado, que figuraba como uno de los sectores, empobrecidos y sometidos a la miseria y explotación por los terratenientes y monopolios foráneos que acumulaban grandes extensiones de tierra.
En el Congreso Campesino en Armas los delegados no fueron a pedir demandas ni reivindicaciones negadas hasta entonces, sino más bien la reunión se basó en el apoyo necesario a la Revolución, para alcanzar el triunfo, consolidarlo y poner en práctica la Reforma Agraria.
Y así fue. La Reforma Agraria se hizo realidad pocos meses después del triunfo revolucionario y con ella se puso en marcha el programa de transformación de nuestros campos, que hoy exhiben logros productivos y sociales extraordinarios, tal y como hace 60 años anhelaron los que se reunieron el 21 de septiembre de 1958 en el Congreso Campesino en Armas.
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