Santiago de Cuba, 22 oct.— En sus 58 años de existencia no hubo momento más difícil para la Revolución Cubana y su supervivencia que aquel 22 de octubre de 1962, cuando el entonces presidente norteamericano, John F. Kennedy, decretó un bloqueo naval contra Cuba
y puso en alerta todas sus fuerzas
armadas tras descubrir sobre varios puntos de la isla instalaciones de
proyectiles estratégicos nucleares, que previo acuerdo con la Unión
Soviética se encontraban en Cuba para salvaguardar la integridad de su
territorio.
La respuesta de Cuba no se hizo esperar y
el Comandante en Jefe Fidel Castro, ese propio 22 de octubre coordinó
la alarma de combate y en sólo unas horas el país entero se puso en pie
de guerra con la movilización de cientos de miles de milicianos y
efectivos de las fuerzas regulares de las FAR que ocuparon de inmediato
sus posiciones de combate, listos para repeler cualquier agresión yanqui
del tipo que fuera.
Estados Unidos exigía inspeccionar todos los buques que entraran o salieran de la isla para comprobar si portaban los misiles estratégicos o sus partes, además de pretender inspeccionar el propio territorio cubano, a lo cual Fidel respondió que al país no lo inspeccionaba nadie. Y así fue.
Nunca la humanidad estuvo tan cerca de una guerra termonuclear, ni nunca un pueblo entero estuvo tan cerca de ser barrido de la faz de la tierra, como en aquellos días "luminosos y tristes" de la crisis de octubre, como los llamó el Che. Pero en Cuba nadie tuvo miedo y si el valor y el coraje sobraban.
Un acuerdo bilateral entre Estados Unidos y la Unión Soviética por mediación de la ONU y con la ausencia de Cuba, puso fin a aquella crisis de octubre con la retirada de los cohetes estratégicos del territorio cubano, con el compromiso por parte del gobierno norteamericano, de que el país caribeño no sería agredido militarmente como se fraguaba en el pentágono yanqui.
Los cubanos de acuerdo o no con la retirada de los misiles nucleares supimos entonces darle otra lección de patriotismo y principios al mundo, con la dignidad del pueblo bien en alto y dispuestos siempre a defender la integridad y la soberanía de la patria al precio que fuera necesario, decisión que aún se mantiene 54 años después del inicio de la crisis de octubre.
Estados Unidos exigía inspeccionar todos los buques que entraran o salieran de la isla para comprobar si portaban los misiles estratégicos o sus partes, además de pretender inspeccionar el propio territorio cubano, a lo cual Fidel respondió que al país no lo inspeccionaba nadie. Y así fue.
Nunca la humanidad estuvo tan cerca de una guerra termonuclear, ni nunca un pueblo entero estuvo tan cerca de ser barrido de la faz de la tierra, como en aquellos días "luminosos y tristes" de la crisis de octubre, como los llamó el Che. Pero en Cuba nadie tuvo miedo y si el valor y el coraje sobraban.
Un acuerdo bilateral entre Estados Unidos y la Unión Soviética por mediación de la ONU y con la ausencia de Cuba, puso fin a aquella crisis de octubre con la retirada de los cohetes estratégicos del territorio cubano, con el compromiso por parte del gobierno norteamericano, de que el país caribeño no sería agredido militarmente como se fraguaba en el pentágono yanqui.
Los cubanos de acuerdo o no con la retirada de los misiles nucleares supimos entonces darle otra lección de patriotismo y principios al mundo, con la dignidad del pueblo bien en alto y dispuestos siempre a defender la integridad y la soberanía de la patria al precio que fuera necesario, decisión que aún se mantiene 54 años después del inicio de la crisis de octubre.
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