Por Israel Hernández Planas
Santiago de Cuba, 12 feb.— Es un adagio que comprenden bien la mayoría de los campesinos santiagueros: si el hombre sirve, la tierra sirve. Es algo que muchas personas parecen olvidar en este mundo industrializado pero la verdadera riqueza y fuente de vida surge en el campo áspero y de condiciones arduas. A ello se enfrentan día a día cientos de campesinos santiagueros.
Santiago de Cuba, 12 feb.— Es un adagio que comprenden bien la mayoría de los campesinos santiagueros: si el hombre sirve, la tierra sirve. Es algo que muchas personas parecen olvidar en este mundo industrializado pero la verdadera riqueza y fuente de vida surge en el campo áspero y de condiciones arduas. A ello se enfrentan día a día cientos de campesinos santiagueros.
La agricultura ha sido a través de los
tiempos el modo más generalizado que tiene el ser humano para obtener
alimentos. La provincia Santiago de Cuba, con más de UN MILLÓN de
habitantes, demanda de esta actividad toda su potencialidad para lograr
abastecer con productos agrícolas todos los hogares santiagueros.
Es un acto que requiere la mayor cantidad de tiempo en el día, desde antes de salir el sol hasta que se oculta en el horizonte. También es necesario hacer grandes esfuerzos físicos, soportar las inclemencias naturales y sobre todo pleno conocimiento de la tierra y la naturaleza en general. Sin embargo es para muchos una filosofía de vida.
En Santiago de Cuba las potencialidades para el desarrollo agrícola son una bondad marcada por el paso de los años.
Provincia con grandes polos productivos como Laguna Blanca, los Reynaldos y el Alambre, y con una masa campesina de arraigada tradición, aún falta por desarrollar al ciento por ciento su potencial agrícola. Pese a la mejoría de los últimos años todavía siguen distantes los abastecimientos necesarios para mantener de modo integral la mesa del santiaguero, los precios siguen elevados y aún existen eslabones débiles en la cadena que va desde el surco a la cocina.
Si hay algo que da tristeza es ver como aún en los centros de acopio de los polos productivos se amontonan las cajas y sacos de viandas y hortalizas sin el transporte para llevarlos a los mercados. Según directivos de estas entidades pasan muchas veces hasta 72 horas antes de que el producto llegue al estante haciendo que disminuya su frescura y calidad. Es una asignatura pendiente para muchas estructuras productivas.
Sin embargo las estrategias nacional y local se encaminan a un alza de los resultados productivos. La mejor cotización del trabajo del campesino y la posibilidad de que este comercialice su cosecha de modo directo sin intermediarios, busca revitalizar la actividad y llevarla a niveles satisfactorios. Faltan aún las estrategias que permitan multiplicar la producción pecuaria, y el país debe encaminarse ahora en ese sentido dejando a un lado las restricciones.
Por lo pronto los retos para la agricultura santiaguera lo tienen bien claro los campesinos.
Así se hace necesario poner todo el empeño en esta actividad por parte de los sectores de la sociedad. Depende de su mejoría sustancial el ganar una seguridad alimentaria cada vez más carente en algunas partes del planeta.
Es un acto que requiere la mayor cantidad de tiempo en el día, desde antes de salir el sol hasta que se oculta en el horizonte. También es necesario hacer grandes esfuerzos físicos, soportar las inclemencias naturales y sobre todo pleno conocimiento de la tierra y la naturaleza en general. Sin embargo es para muchos una filosofía de vida.
En Santiago de Cuba las potencialidades para el desarrollo agrícola son una bondad marcada por el paso de los años.
Provincia con grandes polos productivos como Laguna Blanca, los Reynaldos y el Alambre, y con una masa campesina de arraigada tradición, aún falta por desarrollar al ciento por ciento su potencial agrícola. Pese a la mejoría de los últimos años todavía siguen distantes los abastecimientos necesarios para mantener de modo integral la mesa del santiaguero, los precios siguen elevados y aún existen eslabones débiles en la cadena que va desde el surco a la cocina.
Si hay algo que da tristeza es ver como aún en los centros de acopio de los polos productivos se amontonan las cajas y sacos de viandas y hortalizas sin el transporte para llevarlos a los mercados. Según directivos de estas entidades pasan muchas veces hasta 72 horas antes de que el producto llegue al estante haciendo que disminuya su frescura y calidad. Es una asignatura pendiente para muchas estructuras productivas.
Sin embargo las estrategias nacional y local se encaminan a un alza de los resultados productivos. La mejor cotización del trabajo del campesino y la posibilidad de que este comercialice su cosecha de modo directo sin intermediarios, busca revitalizar la actividad y llevarla a niveles satisfactorios. Faltan aún las estrategias que permitan multiplicar la producción pecuaria, y el país debe encaminarse ahora en ese sentido dejando a un lado las restricciones.
Por lo pronto los retos para la agricultura santiaguera lo tienen bien claro los campesinos.
Así se hace necesario poner todo el empeño en esta actividad por parte de los sectores de la sociedad. Depende de su mejoría sustancial el ganar una seguridad alimentaria cada vez más carente en algunas partes del planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario