Por Dayron Chang Arranz Santiago de Cuba, 12 feb.— Son muchos los motivos que pueden suscitar la visita al Cementerio Patrimonial Santa Ifigenia. El camposanto tiene nueve coma cuatro hectáreas de historias veladas bien organizadas en el Sendero de los trovadores, los artistas plásticos, historiadores e infinidad de memorias que podrían revelarse en este laberintico Monumento Nacional. Ahora hombres y mujeres de ciencias trazan un camino, una nueva ruta por descubrir en la necrópolis santiaguera.
El proyecto surgido a partir de la
investigación sobre la ciencia y la tecnología desarrollado en Santiago
de Cuba. Este a su vez originó otros estudios encaminados a precisar la
cultura científica territorial. En ese exhaustivo examen por la historia
salieron a relucir una serie de personalidades se que destacaron en su
época hasta la modernidad por aportes, descubrimientos que los marcaron
en diversas áreas del conocimiento. Muchos de ellos, refieren los
especialistas, descansan en Santa Ifigenia.
Al determinar su ubicación, así como su secuencia, investigadores del CITMA junto a especialistas y guías del Cementerio encabezados por Martha Cobas, se dieron a la tarea de trazar una ruta histórica lógica para orientar a todo el que la recorre, sobre las diversas figuras que legaron sus saberes a la posteridad.
Casi a las seis de la tarde el más universal de los cubanos recibe en su Mausoleo el último homenaje del día con la puesta de sol. En José Martí está el origen de la travesía, motivo más que evidente por la divulgación científica realizada por el maestro contenida en la frase: Amenizar la ciencia es generalizarla.
A
pocos metros esta la tumba de Luis Fernando Brossar Pérez, profesor de
la Universidad de Oriente quien fuera el principal gestor del Centro de
Estudios de Refrigeración, de las torres de enfriamiento autoventiladas y
del gas refrigerante LB-12, gas ecológico que revolucionó este campo en
Cuba y el mundo.
Uno de los grandes ensayistas cubanos, Francisco Repilado está a solo unos pasos de Brossar. Hombre que estudió a profundidad la lengua española y se convertirían en textos básicos para el estudio de la lengua y el cual sería incluso jurado del Premio Casa de las Américas. También esta Charles Ramdems de la Torre, naturalista que donó una de las colecciones botánicas más completas que hoy se conserva en la casa de altos estudios del oriente cubano.
En una tumba que espera por recuperar su evidente esplendor, justo en frente, reposa Juan Bautista Sagarra. Este revolucionario y renovador de la pedagogía cubana, con aportes científicos a la educación que aplicara métodos trascendentes en el tiempo al fundar el Colegio Santiago en el siglo XIX. Su obra seria reconocida por el iluminado José de la Luz y Caballero.
Luego de bordear casi todo el cementerio impone detenerse ante el nicho del investigador de la cultura popular caribeña Joel James y para finalizar se necesita el homenaje a Fernando Boytell. Es quizás este último una de las figuras más enciclopédicas de las ciencias santiagueras del siglo XX pues fue capaz de abordar diversos campos. La meteorología en su vínculo con el hombre, sicología, la antropología, cultura, historia, cada uno de estos campos conoció de este pensador que tiene un sitial en el Patio del Museo Emilio Bacardi.
Cada una de estas personalidades revela un sendero de descubrimientos, siglos de historia aun por investigar y que se puede encontrar con solo una visita al Cementerio Santa Ifigenia.
Al determinar su ubicación, así como su secuencia, investigadores del CITMA junto a especialistas y guías del Cementerio encabezados por Martha Cobas, se dieron a la tarea de trazar una ruta histórica lógica para orientar a todo el que la recorre, sobre las diversas figuras que legaron sus saberes a la posteridad.
Casi a las seis de la tarde el más universal de los cubanos recibe en su Mausoleo el último homenaje del día con la puesta de sol. En José Martí está el origen de la travesía, motivo más que evidente por la divulgación científica realizada por el maestro contenida en la frase: Amenizar la ciencia es generalizarla.
A
pocos metros esta la tumba de Luis Fernando Brossar Pérez, profesor de
la Universidad de Oriente quien fuera el principal gestor del Centro de
Estudios de Refrigeración, de las torres de enfriamiento autoventiladas y
del gas refrigerante LB-12, gas ecológico que revolucionó este campo en
Cuba y el mundo. Uno de los grandes ensayistas cubanos, Francisco Repilado está a solo unos pasos de Brossar. Hombre que estudió a profundidad la lengua española y se convertirían en textos básicos para el estudio de la lengua y el cual sería incluso jurado del Premio Casa de las Américas. También esta Charles Ramdems de la Torre, naturalista que donó una de las colecciones botánicas más completas que hoy se conserva en la casa de altos estudios del oriente cubano.
En una tumba que espera por recuperar su evidente esplendor, justo en frente, reposa Juan Bautista Sagarra. Este revolucionario y renovador de la pedagogía cubana, con aportes científicos a la educación que aplicara métodos trascendentes en el tiempo al fundar el Colegio Santiago en el siglo XIX. Su obra seria reconocida por el iluminado José de la Luz y Caballero.
Luego de bordear casi todo el cementerio impone detenerse ante el nicho del investigador de la cultura popular caribeña Joel James y para finalizar se necesita el homenaje a Fernando Boytell. Es quizás este último una de las figuras más enciclopédicas de las ciencias santiagueras del siglo XX pues fue capaz de abordar diversos campos. La meteorología en su vínculo con el hombre, sicología, la antropología, cultura, historia, cada uno de estos campos conoció de este pensador que tiene un sitial en el Patio del Museo Emilio Bacardi.
Cada una de estas personalidades revela un sendero de descubrimientos, siglos de historia aun por investigar y que se puede encontrar con solo una visita al Cementerio Santa Ifigenia.
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