Por Israel Hernández Planas
Santiago de Cuba, 12 feb.— He visto recientemente un documental que despierta las verguenzas humanas de comprender el error en el que incurren millones de personas de modo cotidiano. ¿Acaso no le suena mulato como algo normal, como aquel color de la piel del que incluso muchos sienten orgullo a raudales?
Santiago de Cuba, 12 feb.— He visto recientemente un documental que despierta las verguenzas humanas de comprender el error en el que incurren millones de personas de modo cotidiano. ¿Acaso no le suena mulato como algo normal, como aquel color de la piel del que incluso muchos sienten orgullo a raudales?
Mulato no es más que el mulo pequeño, un
equino híbrido, un ser viviente con incapacidad reproductiva, sin
identidad propia. El designar el nombre de una especie animal para
calificar a aquellas personas mestizas es un ejemplo de las herencias de
un pasado racista cuyo fantasma, aunque agónico, pulula aún por
Santiago de Cuba.
Esta y otras ideas son la premisa de “Código Color, Memorias”; un documental realizado por William Sabourin O´Reilly y producido por la Fundación Caguayo, magnifico material donde se analiza el problema racial santiaguero desde la sociología, la historia y la psicología.
El audiovisual que fue exhibido durante la muestra documental del pasado Festival Internacional de Cine Latinoamericano de la Habana es un intento de explicación histórica de los prejuicios raciales a través de una mirada a su punto álgido en la década del 50 del pasado siglo como parte del comportamiento humano en esta región del país.
A través de los testimonios de importantes personalidades santiagueras y un fondo de archivo inédito, el espectador experimenta un viaje a las causas del prejuicio racial antes de 1959. Se enuncian posturas y hechos que van desde la otrora segregación racial y el agrupamiento tácito entre las personas de un mismo color hasta la indefinición de muchos jóvenes actuales ante la pregunta: ¿De qué color eres?
Con una analogía entre el mosaico cultural santiaguero, las razas humanas y las propiedades físicas de los colores y la luz; argumentada por el físico santiaguero César Mesa Navarro, es una vía más para la comprensión de que el color de la piel es irrelevante para vivir como humanos dignos. Tristemente son análisis para comprender el problema y no para solucionarlo, menos cuando de un pasado lejano se trata.
Olga Navarro Portuondo, Joel Mourlot, Marino Wilson Jay, Fátima Patterson, José Loreto Hourrutinier, son algunos de los criterios seleccionados cuyo valor testimonial, social y académico le otorgan una notoriedad al audiovisual que es una oda también al tratamiento de los efectos visuales para poyar la idea central.
El desconocimiento de las raíces afecta la conducta, decía uno de los entrevistados, una tesis que demuestra que los problemas identitarios perduran en el tiempo. Sirve Código Color para comenzar a estudiar de forma más profunda nuestro pasado y así obrar en el presente por un futuro mejor.
Esta y otras ideas son la premisa de “Código Color, Memorias”; un documental realizado por William Sabourin O´Reilly y producido por la Fundación Caguayo, magnifico material donde se analiza el problema racial santiaguero desde la sociología, la historia y la psicología.
El audiovisual que fue exhibido durante la muestra documental del pasado Festival Internacional de Cine Latinoamericano de la Habana es un intento de explicación histórica de los prejuicios raciales a través de una mirada a su punto álgido en la década del 50 del pasado siglo como parte del comportamiento humano en esta región del país.
A través de los testimonios de importantes personalidades santiagueras y un fondo de archivo inédito, el espectador experimenta un viaje a las causas del prejuicio racial antes de 1959. Se enuncian posturas y hechos que van desde la otrora segregación racial y el agrupamiento tácito entre las personas de un mismo color hasta la indefinición de muchos jóvenes actuales ante la pregunta: ¿De qué color eres?
Con una analogía entre el mosaico cultural santiaguero, las razas humanas y las propiedades físicas de los colores y la luz; argumentada por el físico santiaguero César Mesa Navarro, es una vía más para la comprensión de que el color de la piel es irrelevante para vivir como humanos dignos. Tristemente son análisis para comprender el problema y no para solucionarlo, menos cuando de un pasado lejano se trata.
Olga Navarro Portuondo, Joel Mourlot, Marino Wilson Jay, Fátima Patterson, José Loreto Hourrutinier, son algunos de los criterios seleccionados cuyo valor testimonial, social y académico le otorgan una notoriedad al audiovisual que es una oda también al tratamiento de los efectos visuales para poyar la idea central.
El desconocimiento de las raíces afecta la conducta, decía uno de los entrevistados, una tesis que demuestra que los problemas identitarios perduran en el tiempo. Sirve Código Color para comenzar a estudiar de forma más profunda nuestro pasado y así obrar en el presente por un futuro mejor.
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