Plaza de la revolución

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martes, 16 de diciembre de 2014

La historia de Taylín y Aramís


Aramís  Por Coral Vázquez Peña

Santiago de Cuba, 16 dic.— Con la premisa de que nadie puede desentender el aprendizaje de un niño, su desarrollo y bienestar, los más de 1 300 profesionales que trabajan en la enseñanza especial en esta provincia sur oriental cubana se esfuerzan para asegurarle a los infantes la felicidad y el ejercicio plenos de sus derechos.

“Cuando yo comencé a trabajar con Aramis, el niño me cerraba la puerta y las ventanas porque le daba pena y otro tanto me sucedía con la pequeña Taylín que también me rechazaba”, dijo a Tvsantiago María Eugenia Reyna Guerrero.

TaylínTaylín Venzan Pérez tiene 11 años de edad, nació con meningocele, al mes de nacida la intervinieron quirúrgicamente e hizo una hidrocefalia y hoy tiene descontrol del esfínter. Aramís León Cuello también tiene 11 años de edad, tiene retraso mental y un angioma vascular profundo en la pierna izquierda.

Taylín y Aramis son dos menores santiagueros que requieren una atención personal, no pueden asistir a las escuelas de la enseñanza especial y reciben las clases en sus casas en la modalidad de atención ambulatoria.

De ello se encarga María Eugenia Reyna Guerrero, una mujer que ama su profesión por encima de todo y que “disfruta trabajar con niños con necesidades educativas especiales” afirmó categóricamente.

Tanto Taylín como Aramís tuvieron largos períodos sin recibir clases debido a los constantes ingresos en centros hospitalarios de La Habana y Santiago de Cuba “por eso se sentían inferiores cuando yo comencé a trabajar con ambos” agregó María Eugenia y añadió “pero hoy saben hacer los ejercicios solos y además leen, calculan y escriben”.

Tres días a la semana la maestra María Eugenia visita los hogares de ambos niños “aunque a veces busco a Aramis y lo traslado hasta la vivienda de Taylín porque de cierta manera imitando uno al otro y haciendo competencias se sienten estimulados y avanzan mucho más rápido”.

El día de nuestra visita a ambos hogares los rostros de los familiares están plenos de gozo “el momento más feliz fue cuando mi hijo escribió su nombre” manifestó Yolaydis Cuello Romero, la madre de Aramís.

Enseñanza EspecialEn Santiago de Cuba en estos momentos 122 niños, niñas, adolescentes y jóvenes con necesidades educativas especiales que no puedan asistir a las escuelas reciben las clases en sus casas.

“Yo no tengo cómo agradecerle a la Revolución y a la enseñanza en Cuba lo que hacen por estos pequeños”, declaró Mirurgis Pérez la madre de Taylín y con lágrimas en los ojos expresó que nunca pensó que un día su hija se pudiera desenvolver como cualquier otra niña.

Como una muestra de que la enseñanza especial cubana va mucho más allá del aprendizaje, porque desarrolla también las potencialidades de los educandos y los prepara para la vida como seres humanos dignos esta periodista fue testigo de Taylín bordando un pañuelito y disfrutó una partida de ajedrez entre Aramís y su profesor del Combinado deportivo “Fermín Laffita” que también va a la casa del pequeño.

Esta es la historia de dos infantes santiagueros que inevitablemente nacieron con limitaciones y a los que no les falta una mano amiga.

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