Santiago de Cuba, 2 jun.— La Serie Nacional Sub 23 entra en su etapa definitiva y va en busca de un nuevo rey, luego de que Santiago de Cuba dejara el trono vacante en esta primera fase.
El conjunto indómito ha tenido una buena actuación, y más teniendo en cuenta que no pudieron contar con jugadores fundamentales, pilares en la consecución de los dos últimos títulos.
Es el caso de Yoelkis Guibert, Carlos Font y Ricardo Ramos, presentes en la Serie Especial paralela, además de Ulfrido García y Oscar Colás, contratados en Italia y Japón respectivamente. A eso se suma la pérdida en medio del torneo de su capitán Yeri Martínez por lesión, y dos puntales del bullpen como Digney Arévalo y Giorgis Cuevas, que pideron la baja.
Aun así, el equipo supo salir adelante y quedar en el tercer lugar de la zona oriental al verse superados por unos inspirados leñadores tuneros.
El equipo terminó con balance de 24 ganados y 15 perdidos, y tras ese resultado las palmas para el entrenador Eriberto Rosales, que supo manejar el equipo contra todas las dificultades.
Jugadores como Santiago Torres, destacado en ofensiva con 380 de average y en defensa con un buen 984, producto de solo 3 errores en 185 lances. Otros como Marlon Serrano, máximo impulsador del torneo con 44, Francisco Martínez o el lanzador José Carlos Barbosa también contribuyeron infructuosamente a la causa del equipo.
Pero entre tantas luces hay muchas sombras. La primera, es la defensa. A los receptores les robaron 29 bases, y el equipo en general compiló un anémico 952 de promedio colectivo, producto de 72 errores en 39 juegos, casi dos por partido.
Además, de visitante llegaron la mayoría de las derrotas, y el pitcheo abridor dejó mucho que desear. Los serpentineros indómitos perdieron 10 de los 15 juegos del equipo, lanzaron para un astronómico 5,36, regalaron 92 boletos frente a solo 62 ponches y propinaron 30 deadball en 39 partidos.
Aun así, y a pesar de que en los últimos 6 años más de 50 peloteros de esta provincia han dejado de lado el equipo por una u otra razón, la cantera santiaguera sigue produciendo talentos y teniendo buenas actuaciones en las categorías inferiores.
A pesar de estas dificultades, los muchachos no se resisten a la idea de hacer soñar a un pueblo, que anhela más que nadie que algún día la aplanadora vuelva, y en ella se monten un grupo de avispas que recuperen el brillo y prestigio perdido, y hagan de la Serie Nacional de mayores, una carretera hacia el título más ansiado de Cuba.
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