Santiago de Cuba, 30 jun.— Uno de los hechos más trascendentales que atesora la historia de Santiago de Cuba, se produjo el 30 de junio de 1951, cuando el pueblo de la ciudad indómita, en representación de toda Cuba, acompañó la urna con los restos mortales de José Martí desde el Palacio Provincial, en la calle Aguilera, hasta el cementerio Santa Ifigenia, para ser colocados definitivamente en el imponente mausoleo construido al Héroe por iniciativa del Comité por una Tumba Digna del Apóstol, tal y como lo merecía su grandeza.
Hasta ese momento los restos de Martí no habían podido recibir el homenaje de su pueblo humilde, y en otras cuatro ocasiones fueron enterrados y exhumados: el 20 de mayo de 1895 en el cementerio de Remanganagua, cerca de Palma Soriano; el 27 de mayo de 1958 en el nicho 134 de la galería sur de la necrópolis santiaguera; el 7 de diciembre de 1907 reposaron en un templete construido con ese fin, mientras que el 8 de septiembre de MIL 947 fueron trasladados al Retablo de los Héroes, donde descansaron hasta el 29 de junio de 1951, cuando la urna se llevó al Palacio Provincial para recibir el homenaje de todo el pueblo y de las autoridades oficiales, incluyendo a entonces presidente del país Carlos Prío Socarrás.
El sábado 30 de junio de 1951, pasadas las dos de la tarde, el cortejo fúnebre del Apóstol inició su recorrido de más de dos kilómetros por la ciudad donde el pueblo le rindió honores, mientras desde las casas y balcones arrojaban flores blancas sobre el armón de artillería donde se trasladaba la urna mortuoria, mientras que detrás marchaban numerosas personalidades y la banda de música del Estado Mayor del Ejército y el pueblo.
Desde entonces, los restos del Apóstol de la independencia cubana tienen como cobija el imponente mausoleo ubicado en el cementerio
patrimonial Santa Ifigenia y donde un pensamiento de su compañero de batalla, Máximo Gómez reza: “Descansa en paz compatriota y amigo querido, que yo digo de ti lo que la historia ha dicho del héroe griego bajo el cielo azul de tu patria no hay una tumba más gloriosa que la tuya”
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