Santiago de Cuba, 6 feb.— Aunque la producción de vinos atesora en esta ciudad una larga historia, hoy renace este arte popular con mucha fuerza bajo la premisa de brindar un mejor sabor a la vida.
Precisamente, para evaluar el nuevo rumbo que lleva la vinicultura santiaguera, se realizó en esta ciudad el Décimo Festival Provincial del Vino con la participación de unos 70 productores en representación de los 4 clubes que existen en el territorio.
Durante dos días se analizaron 125 muestras en las categorías semi-seco, semi-dulce, dulce, rosado y espumoso. El jurado, integrado por viejos productores, otorgó el Premio Gran Vino al vinicultor Ortlio Bárzaga Tornés, quien se alzó, además, con otros tres primeros lugares y un segundo.
Otros destacados resultaron Felipe Arafet y Noris Corrales quienes se alzaron con primeros lugares en las producciones de vinos semi-dulce y espumoso, o blanco, respectivamente.
Alfonso Ramos Serrano, coordinador de los vinicultores santiagueros, dijo que este renacer popular de producir vinos artesanales en Santiago de Cuba viene acompañado con un alza en la calidad de los vinos.
Reflexionaba el directivo que hoy son más los amantes de las bondades del vino. La pujanza de los vinicultores descansa en la trasmisión de los conocimientos de padres a hijos, y también en los que se han incorporado por interés personal.
En la ciudad de Santiago de Cuba existen varios puntos donde se comercializa esta deliciosa bebida. Por ejemplo, dos de los mayores productores Ortelio Bárzaga con sus vinos Fornés lo hace en la céntrica calle Enramadas y Felipe Arafet en el Caney con alta demanda.
La Asociación de Vinicultores de Santiago de Cuba pertenece al pujante movimiento Agricultura Urbana y Suburbana, y a través de ella los productores se abastecen de las frutas para la producción de los diferentes vinos artesanales.
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