
El Jardín de los helechos, de Santiago de Cuba, atesora una de las colecciones botánicas más importantes del país
Santiago de Cuba, 15 feb.— Esta es una tierra bendecida. Sus hijos la enaltecen con el trabajo cotidiano y creador de sitios singulares en su geografía. Ese es el caso del investigador Manuel Caluff y un equipo de estudiosos, quienes a prueba de amor crearon el Jardín de los helechos, ubicado en la carretera El Caney, único de su tipo en América, con más de nueve mil ejemplares de todo el país. Helechos terrestres, acuáticos, palustres, entre otros tipos biológicos son posibles conocerlos y apreciarlos allí.

Tras casi cuarenta años de trabajo, técnicos, especialistas y trabajadores logran completar en el jardín más de 400 especies de Cuba y el resto del mundo, entre las cuales 89 son endémicas.
La obra de amor, como la cataloga Caluff, es hoy un núcleo científico y educativo, poseedor de un herbario de valor patrimonial, docente y educativo.

Desde el punto de vista científico, es útil para el desarrollo de investigaciones botánicas, estudios florísticos, biogeográficos e incluso moleculares. Las colecciones representan la flora, y el patrimonio vegetal de una localidad, región o país, aseveró Figueredo Cardona.

La labor que inició en los bosques pluviales de Baracoa, de donde datan los primeros ejemplares, se fortaleció con las expediciones de prestigiosos investigadores del Grupo Humbolt, asociado a la Universidad de Oriente en los años 80, del pasado siglo, y hoy extiende su alcance.
“Nos hemos especializado en atender a niños autistas, a personas ciegas. Imagine mostrarle un jardín a un ciego, y que salga de aquí maravillado. Realmente requiere de esfuerzo y dedicación para que todos los que llegan aquí, ya sean visitantes nacionales o extranjeros, lleven un mensaje de esperanza y amor como el que transmiten mis plantas”, refirió emocionado Manuel Caluff.
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