Santiago de Cuba, 11 ene.— Santiago de Cuba es una ciudad coqueta, con nombre de santo y galas de mujer.Una ciudad agradecida que acoge a sus más fieles amantes en su regazo para siempre. Y sus historias conquistan progresivamente.
Santiago ha dado a la lucha mayor cantidad de generales que cualquier otra provincia. Es una ciudad de héroes y para héroes. En sus sepulcros descansan Martí, el Héroe Nacional; Céspedes, el Padre de la Patria; Capdevila, defensor de los Estudiantes de Medicina y Fidel, con tan solo esas letras, líder de la Revolución Cubana.
¿Merece acaso poco honor la villa que tantos hijos ha adoptado como suyos? Los antiguos terrenos de “La Venta de Bravo” hoy Cementerio Santa Ifigenia se titulan Monumento Nacional, osario de la heroicidad cubana.
Pero como cada historia enlaza con otra no ignoremos que nuestros mártires, fecundaron la tierra de una ciudad rebelde hasta los huesos.
Basta ver las casas del centro histórico con fachadas dispares entre si y tan poco alineadas! que el propio Emilio Bacardí -patriota e historiador insigne de Santiago- reclamó a las autoridades republicanas el descuido.
Santiago siempre ha sido siempre rebelde. Contra el dictamen de la Dirección de Sanidad que ordenaba dejar un espacio predeterminado entre viviendas; contratistas y propietarios erigieron sus casas estrechamente pegadas. Obviamente ignorando los beneficios de ventilación y luminosidad que ello ofrecía.
Sin importar las resoluciones y aún la propia crítica de Bacardí el centro tomó ese diseño irreverente y alegre. Semejante a sus pobladores, ya que sin duda distinguen la villa su efervescencia patriótica y calor humano; la entrega y pasión desmedida.
En julio será su cumpleaños número 503 y la historia de Santiago de Cuba habrá que contarla a nuevas generaciones, revivirla del pasado.
Solo así podremos celebrar una ciudad rejuvenecida en el imaginario popular. Pues coqueta al fin, Santiago está dispuesta a contar sus secretos a cualquier enamorado.
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