Santiago de Cuba, 31 oct.— Si algo ha dejado 2017 para Santiago de Cuba, es la conciencia del valor de cada gota de agua. Índices mínimos de precipitaciones y fuentes de abasto casi agotadas, hablan de un prolongado período de sequía que apenas insinúa su restablecimiento.
Un
año de búsqueda de alternativas durante el cual, se ha prestado
especial atención a la vigilancia de los escapes hídricos que
comprometen las estrategias de ahorro. No obstante, las causas de estos
salideros parecen condenarnos a un círculo vicioso:
“La Empresa de Acueducto y
Alcantarillado – afirma Sayling Hung Pacheco, Especialista Principal de
la Dirección de Mantenimiento en la Empresa de Acueducto y
Alcantarillado “Aguas Santiago” -, ha mantenido la supresión de
salideros con doce brigadas de mantenimiento que se enfrascan en los
sectores hidrométricos. Hoy tenemos salideros que, aunque los resolvamos
en dos días, en el nuevo ciclo de distribución vuelven a emerger en el
mismo punto”.
Eduardo Ceballos, Director de Ingeniería en dicha Empresa, explica las causas: “Cuando hay embalses deprimidos, la distribución a los sectores comprometidos con ese sistema de abasto, tiene que ser asumido por otro sistema, Al existir un solo sistema trabajando, no puede entregar la cantidad de agua necesaria para suplir los tres sistemas al mismo tiempo, y hay que dirigir todos los esfuerzos únicamente al sector que le toca el servicio y los demás sectores se quedan vacíos. Eso provoca que se concentre el aire en las tuberías y cuando llega el agua nuevamente, provoca nuevos salideros”.
La evidencia apunta a la necesidad de ensayar estrategias más sostenibles, aunque los especialistas aseguran que no existen. Mientras, continúa sin precisarse el volumen de agua derramado por esta causa. Igualmente, el número de escapes solucionados arroja un saldo negativo en comparación con el plan, según los datos brindados por la Especialista Principal: “Estamos registrando un 72 porciento en la supresión de salideros en metrocontadores y un 64 porciento en acometidas”.
Mientras, la falta de presión, mantiene a muchas comunidades recibiendo el servicio hidráulico a través de pipas. Ante la carga extra, la demanda supera la disponibilidad del sistema, diseñado exclusivamente para abastecer aquellas zonas carentes de redes.
El 2017 casi termina y ni cabañuelas, ni pronósticos han demostrado ser tan apropiados para enfrentar la sequía, como el ahorro consciente y cotidiano de todos.
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