Santiago de Cuba, 17 ene.— El 18 de diciembre de 1956, cuando Fidel se reencontró con Raúl y un grupo de expedicionarios en Cinco Palmas, en la Sierra Maestra, al conocer que disponían de siete armas y 12 hombres: “¡Ahora si ganamos le guerra!”, lo que hizo pensar a los presentes que el jefe de la revolución se había vuelto loco, como confesó poco tiempo después el propio Raúl.
En esas circunstancias, cuando casi todo
lo habían perdido, era necesario tener una fe infinita en la causa
emprendida y sobre todo el futuro, para imaginar siquiera un hipotético
triunfo, en una guerra que comenzó con una derrota como la de Alegría de
Pío.
Esa confianza nunca le faltó a Fidel y lo más importante, que se la transmitió a aquel núcleo inicial del Ejército Rebelde, de apenas una veintena de hombres entre expedicionarios y campesinos incorporados, que en la madrugada del 17 de enero de 1957, justo a un mes del reencuentro en Cinco Palmas, obtenía su primera victoria militar al atacar, tomar e incendiar el cuartel del régimen ubicado en la desembocadura del río La Plata, en la Sierra Maestra.
El cuartel era una instalación de madera y techo de zinc que tenía una guarnición mixta de marinos y soldados. El ataque fue rápido y sorpresivo, iniciándose a las 2 y 40 de la madrugada y terminando hora y media después con la victoria de los rebeldes.
En el combate murieron dos soldados y cinco fueron heridos de gravedad, aunque tres de ellos fallecieron después. El Ejército Rebelde no tuvo bajas y capturó una docena de armas, más de mil tiros y otras vituallas que sirvieron para ampliar el grupo insurgente con nuevas incorporaciones de campesinos.
Con esta primera victoria rebelde se echaba por tierra la campaña de mentiras divulgada por la dictadura de que el grupo insurgente había sido aniquilado y su jefe, el Doctor Fidel Castro muerto en combate.
Al cumplirse hoy el aniversario 60 de la primera victoria del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, recordemos lo dicho por Raúl Castro cuando las tropas insurgentes se retiraban de aquel sitio contemplando las llamas del cuartel del régimen incendiado: “Algún día no lejano sobre esas cenizas levantaremos cuarteles”
Esa confianza nunca le faltó a Fidel y lo más importante, que se la transmitió a aquel núcleo inicial del Ejército Rebelde, de apenas una veintena de hombres entre expedicionarios y campesinos incorporados, que en la madrugada del 17 de enero de 1957, justo a un mes del reencuentro en Cinco Palmas, obtenía su primera victoria militar al atacar, tomar e incendiar el cuartel del régimen ubicado en la desembocadura del río La Plata, en la Sierra Maestra.
El cuartel era una instalación de madera y techo de zinc que tenía una guarnición mixta de marinos y soldados. El ataque fue rápido y sorpresivo, iniciándose a las 2 y 40 de la madrugada y terminando hora y media después con la victoria de los rebeldes.
En el combate murieron dos soldados y cinco fueron heridos de gravedad, aunque tres de ellos fallecieron después. El Ejército Rebelde no tuvo bajas y capturó una docena de armas, más de mil tiros y otras vituallas que sirvieron para ampliar el grupo insurgente con nuevas incorporaciones de campesinos.
Con esta primera victoria rebelde se echaba por tierra la campaña de mentiras divulgada por la dictadura de que el grupo insurgente había sido aniquilado y su jefe, el Doctor Fidel Castro muerto en combate.
Al cumplirse hoy el aniversario 60 de la primera victoria del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, recordemos lo dicho por Raúl Castro cuando las tropas insurgentes se retiraban de aquel sitio contemplando las llamas del cuartel del régimen incendiado: “Algún día no lejano sobre esas cenizas levantaremos cuarteles”
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