Narra
la historiadora Olga Portuondo Zuñiga que en todo tiempo la ciudad de
Santiago ha contado con populares personajes que han trascendido por sus
ocurrencias y atributos. Detrás de cada uno de ellos hay una historia y
una leyenda
Por Dayron Chang Arranz
Santiago de Cuba, 8 oct.— Buscamos hoy
la verdad de una leyenda. En los archivos fílmicos de la televisión, por
ejemplo, encontramos la historia de un fabuloso Diablo Rojo, que
recorría años atrás esta ciudad. Según se cuenta era éste un personaje
popular que, montado en patines ayudaba a los niños a cruzar las
arterias principales de Santiago de Cuba.
Pero la historia de ese diablo rojo, el mismo que ayudaba a los pequeños en la céntrica Calle Trocha no es la única que acopia y relata la tradición oral. Los más viejos mencionan también a la Ma Teodora –personaje que ha inspirado temas musicales- o al Loco Perdomo.
Juan Perdomo como se llamaba realmente –explica la historiadora de la ciudad Olga Portuondo- era de origen jamaicano y algunos narran que en el siglo XVII llega a esta tierra cuando se producen la constantes emigraciones.
Resulta que el Loco Perdomo –apodado así por los lugareños de la
época- andaba siempre por los alrededores de la ciudad. Hasta la
actualidad se habla de su existencia porque con sus gritos y alaridos
impidió que se produjera una agresión de franceses a Santiago de Cuba.Pero la historia de ese diablo rojo, el mismo que ayudaba a los pequeños en la céntrica Calle Trocha no es la única que acopia y relata la tradición oral. Los más viejos mencionan también a la Ma Teodora –personaje que ha inspirado temas musicales- o al Loco Perdomo.
Juan Perdomo como se llamaba realmente –explica la historiadora de la ciudad Olga Portuondo- era de origen jamaicano y algunos narran que en el siglo XVII llega a esta tierra cuando se producen la constantes emigraciones.
Aunque muchos lo niegan era éste un personaje real y así lo demuestra una partida de defunción que los especialistas años atrás encontraron en la parroquia de la Catedral.
Durante el siglo XIX también hay numerosos personajes que refiere Walter Woodman en su obra Un artista en Cuba.
Garrapatán Bunga, es uno de aquellos que recoge la tradición. Regularmente descalzo este personaje era un limosnero que según describen los textos: “por aquellos años había ganado la lotería, se compró una hacienda y aun así siguió mendingando por las calles de la villa”
Las remembranzas también mencionan a Madama chaleco, peculiar habitante que deambulaba por toda la ciudad pero que estaba dotado de grandes conocimientos; algunos dicen de sus dotes en el idioma pues sabía de inglés y francés.
Otros hablan de Barriguilla y hasta de las famosas comparseras que organizaban las actividades del carnaval María de la Luz González y Paulina Rubiera.
Por las enredadas calles de Santiago de Cuba también caminó según cuentan los abuelos y la oralidad, el famoso caballero Roberto un barbero de refinados modales. Otros mencionan a Garrafón, personaje que tras sufrir una frustración amorosa se dedicó a vender encajes y ornamentos para llamar la atención de las damas de la urbe.
En la segunda mitad del siglo XX llegan a nosotros otros personajes también interesantes como Patricia, un homosexual, que simpatizaba con la gente de la ciudad por su forma de hablar, comportarse, pero sobre todo por el atrevimiento de transgredir los estereotipos y tabues de una época plagada de prejuicios y machismos.
Así de pintoresco es el paisaje citadino de Santiagode Cuba, una villa que ha creado fábulas con las actuaciones de Vitamina, el hombre de andar pausado y generoso que recorría las arterias coleccionando chatarras o Benito Collazo, un sui generis individuo que se consideraba un Cristo revivido.
Las leyendas que escribe aún este Santiagode Cuba tiene a su alrededor otros personajes como Bertha la pregonera.
¡Hay levanta cabezas! ¡Tengo parapí!
Todo tipo de esencias afrodisiacas, brebajes curativos y frutas del Caney ofrece esta vendedora, ganadora del Premio del Barrio por sus particulares pregones. Enramadas arriba, Enramadas abajo desanda aquella mujer con atuendos de épocas lejanas y una cesta en la cabeza haciendo honores a las esencias mismas de la cultura popular.
Otro que no sería difícil encontrar en las calles es el Benny. Muy pocos santiagueros olvidan la visita del verdadero músico a Santiago de Cuba allá por los años 50. En aquel entonces un programa de radio lo popularizaría como el Bárbaro del mambo. En gesto reciproco aquel genio de la música le consagraría a esta ciudad sus mejores versos.
“Santiago de Cuba, policromada estampa criolla que derrite el sol.” Aunque ha pasado el tiempo desde aquella creación todavía hay quien la revive.
Con pantalones anchos, zapatos de dos tonos, casaca larga, sombrero y bastón el Benny santiaguero del Siglo XXI es uno de esos personajes populares que hacen perdurar melodías de otras generaciones. Basta topárselo en las calles para confirmar la riqueza de una ciudad que encuentra en sus populares personajes algo de su esencia cultural.
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